domingo, noviembre 19, 2006

El observatorio de la despoblación

En mi última estancia en Soria he tenido ocasión de escuchar, en la cadena SER, una entrevista sobre el Observatorio permanente de estudio de la evolución de la despoblación en Castilla y León.
Los esfuerzos de la periodista se dirigían a la averiguación de la función del tal observatorio, dependiente de las Cortes de Castilla y León. Lo más claro de la entrevista fue que eran 31 las personas observando, que se reúnen dos veces al año con carácter ordinario y todas las veces que se soliciten con carácter extraordinario. También quedó claro la elaboración de estudios anuales, recomendaciones para la lucha contra la despoblación y la creación de una biblioteca virtual sobre los análisis.
No tengo muy claro qué pensar de este ¿organismo? No quiero recurrir a la reacción alérgica que me producen la mayoría de los políticos, prefiero creer que este observatorio se ha creado con buena intención y no sólo para cobrar dietas, colocar amigos y poco más. O sea, voy a tratar de pensar, con firmeza, que el Observatorio permanente… es una buena cosa. Dicho esto:

¿La despoblación se combate observándola?

miércoles, noviembre 01, 2006

El mal trato a los inmigrantes, que no cesa

Lo que voy a contar ha sucedido en Soria. Podría haber sucedido en cualquier otra ciudad, pero ha sido en Soria, concretamente en la capital, y como quiero situarlo y, a poder ser, que llegue a oídos de la propietaria del piso o de algún familiar, lo sitúo exactamente donde ha sido.
Una pareja compuesta de una muchacha de un pueblo cercano y un muchacho negro, fueron a visitar, por la zona de la Estación de Autobuses, un piso que anunciaban de alquiler al precio de cuatrocientos euros al mes, según la propietaria les indicó por teléfono. Al visitarlo, la mujer, mirando insistentemente al hombre, les indicó de forma nerviosa que el piso lo quería “limpio, muy limpio”. He decir que el hombre presenta un aspecto magnífico, alto, guapo, muy limpio, habla varios idiomas, aunque el trabajo que realiza nada tiene que ver con sus condiciones intelectuales y culturales, por lo que tal vez habría que pensar que el color tostado le pareció a la propietaria falta de higiene.
Al salir del piso, alquilado ya de palabra, la mujer dijo que el alquiler les supondría cincuenta euros más de lo pactado por teléfono, aún así, estuvieron de acuerdo. Al llamar al día siguiente para hacer el contrato, la propietaria se volvió atrás y no les alquiló la vivienda.
Como el hecho, por desgracia no único ni aislado, se comenta solo, lo dejaré aquí y cada cual ponga su acento.