sábado, diciembre 12, 2015

Una campaña con imaginación




En un universo político pesado, incluso plúmbeo, como resulta ser el que se produce cada dos por tres en este país nuestro, encontrar en el centro neurálgico de Soria un partido político con imaginación, habrá que reconocer, por mucho que se quiera ignorar, que es de agradecer. (Disculpas por tantos infinitivos seguidos, pero vienen al pelo por eso de la subordinación). De la misma manera que también debe agradecerse el minuto de oro de Pablo Iglesias en el debate televisivo del pasado lunes. Hasta los lectores de El Mundo, sí, del periódico El Mundo digital, le dan ganador de un debate que no vi, pero si precisamente ese minuto.

Hace casi cincuenta años, cuando el Mayo del 68, ese evento francés en el que estuvieron todos los culturetas de nuestro país, aunque todavía no hubieran nacido, ya se gritaba eso de “La imaginación al poder”. Esa imaginación de los jóvenes de Podemos, unida a la sabiduría de quienes ya no son tan jóvenes, está dando como resultado una campaña alegre y atractiva. O sea, que a los eslóganes del 68 se le puede añadir una parte de la filosofía de Platón, veintitantos siglos atrás, El gobierno de los sabios, nada menos que en el siglo de Pericles, et voilà.

Así tenemos a mano unos pensamientos escritos en pequeños cuadrados de colores por el profesor Carmelo Romero: “Sólo no hay un futuro mejor cuando a una sociedad se le inculca y convence de que no lo hay”. “¿Acudirías a pirómanos para apagar fuegos? Para acabar con la corrupción ¿votarás a quienes la han fomentado?”. Junto a esto, los jóvenes, con Jorge Ramiro a la cabeza, han ideado una campaña en la que se derriban cubos de corrupción y otras lindezas; paneles donde todo el que quiera dibuja; un atril para que una niña, por ejemplo, pida no tener tantos deberes (como abuela lo apoyo); un panel con fotocopias de promesas hechas por políticos sorianísimos a lo largo de los años y, por supuesto, no cumplidas; o una comida de traje (traje lo que pude) donde comieron todos los que no trajeron, sin la garantía de que ese yantar se convierta en votos; o la rifa de un chorizo. O las conversaciones con Carmelo, en un reservado de Avalon. En fin, una sabia mixtura de conocimiento y juventud, sin que ello suponga que la juventud no pueda tener conocimientos ni que los sabios (sin bigote) no puedan ser y sentirse jóvenes.

Además de imaginación hay esfuerzo. La provincia recorrida, por pequeño que el pueblo sea. Hasta la presentación de la campaña tuvo su mensaje, fue el Torrearévalo, donde naciera Julián Sanz del Río, filósofo y pedagogo, hace ya doscientos años. Un pueblo donde quizá no duerman en invierno ni ocho almas (siempre que utilizo la metonimia alma por hombre recuerdo a Gógol y sus Almas muertas). Y recuerdo también, en esta campaña, a Delibes y al disputado voto de su Cayo. Un esfuerzo tremendo este que realiza la gente de Podemos y sin dinero, lo más difícil y lo más generoso de todo. Diré una vez más eso que le gusta tanto a mi amigo Nica, sin generosidad esta provincia no tiene futuro.

domingo, octubre 04, 2015

Lugares míticos de Jaén

Lugares míticos de Jaén
-Un paseo por dieciséis lugares imprescindibles para conocer la provincia-




Abrazado a tu cuerpo como el tronco a su tierra,
con todas las raíces y todos los corajes,
¿quién me separará, me arrancará de ti,
madre?
Miguel Hernández

Con este poema se abre el libro Lugares míticos de Jaén. Miguel Hernández vivió poco tiempo en Jaén, concretamente en un palacio de la calle Llana, pero el suficiente para dejar escrito un emocionante y reivindicativo poema convertido ya en himno de la provincia olivarera. También vivió el suficiente para acudir a bañarse a Jabalcuz. Quesada fue el lugar de nacimiento de su mujer, Josefina Manresa y donde, finalmente, ha ido a parar su legado.


Desde Puente Tablas. I. Goig

No sé si es bueno o malo que Jaén y sus tierras sean, a día de hoy, casi desconocidas, salvo el parque natural de Cazorla, Segura y las Villas. Rincones como los que se describen en esta publicación no se mantendrían auténticos en su casi olvido como si se destinaran al turismo. Eso no quiere decir que se abandone el patrimonio, riquísimo, de esta ciudad y su provincia. Como escribe Víctor Rodríguez Lledó en el prólogo,

La indiferencia causa más daño que cualquier tipo de vandalismo. Aceptar sin más el devenir de las cosas es una irresponsabilidad como ciudadano, si no nos gustan las políticas que aplican los que mandan -o las consideramos insuficientes o inexistentes- no podemos quedarnos de brazos cruzados; eso ya sabemos a lo que conduce: termas de Jabalcuz en estado de ruina, una Judería sucia y abandonada, el cementerio viejo cayéndose literalmente... Y esa no es la ciudad que queremos para nosotros, ni la que queremos dejarle a nuestros hijos.


Calle Llana. Casa donde residió un tiempo Miguel Hernández. I. Goig

El relieve hace de esta provincia un espacio mítico. Cuevas, fragosidad, antiguas culturas que han dejado para la posteridad un rico y variado patrimonio, donde destaca el íbero y su santuario de La Cuenva de la Lobera, y el romano, como las minas de El Centenillo, o Cástulo en Linares, o el oratorio rupestre de Valdecanales, cerca del embalse de Giribaile, por donde situamos mi hija Leonor y yo una parte de la novela La vida entre veredas. Pastos donde no cultivos, olivos en llanuras y bancales, todo ello gracias a los Sistemas Béticos, donde destacan la sierra Sur de Jaén, la sierra Mágina y las de Cazorla, Segura y las Villas. Y también, en la capital, un importante barrio donde habitaron judíos, hoy sefardíes, necesitado de algo más que de una gran Menorá. El agua acumulada en las sierras, que va encontrando el nivel freático por doquier, ha dejado en la ciudad monumentos como las fuentes de los Caños, la del Arrabalejo, y el raudal de la Magdalena con leyenda incluida.


Calle de Jaén. I. Goig

De todo lo anterior y mucho más dan cuenta los autores de este libro imprescindible. Como del viejo cementerio de San Eufrasio, lugar donde, por razones familiares como se comprenderá, acudía acompañada de mi abuela todos los domingos. De Otíñar, en la memoria familiar por ser casi todos otiñeros. De Jabalcuz, donde bajábamos los jiennenses a tomar el fresco cuando los calores del verano. O de la Peña de Almodóvar, lavadero público, a día de hoy con esculturas perfiladas en láminas metálicas que recuerdan a tantas mujeres lavanderas de familias que se lo podían permitir, como dice el autor.

Y como la unión hace la fuerza, esta publicación ha llegado a ser gracias a todos los que se relacionan a continuación, a quienes deseo sigan dándonos a conocer otros espacios, otros lugares, nuevas ideas y que vayan consiguiendo todo aquello que se propongan por el bien de una ciudad y una provincia realmente mítica.



Cementerio de San Eufrasio y Barrio Judío. I. Goig

Ficha de la publicación
Autores del texto

Rafael Cámara Expósito. El legado de una amplia minoría: la Judería.
Alejandro Casas Crivillé. El Centenillo. Baños de la Encina.
Rafael Alarcón Sierra. El oratorio rupestre visigodo de Valdecanales. Rus.
Manuel Palacios Ramírez. El cementerio de San Eufrasio. Jaén.
María Jesús Torres Soria. Santuario Ibérico de La Cueva de la Lobera. Castellar.
Alfonso Ramírez Contreras. Cástulo, puerto de encuentros. Linares.
Juan Cruz López. El refugio de la plaza de Santiago. Jaén.
José Manuel Almansa Moreno. La Iglesia de San Lorenzo. Úbeda.
Diego Polo Aranda. Paisaje y patrimonio cultural del agua. Pagalajar.
Ana María Tello Martínez. Jabalcuz. Jaén.
Estela Pérez Ruiz. Santa María de Cazorla: historia de una ruina inacabada. Cazorla.
José María Cantarero Quesada. El Castillo de Burgalimar: un otero varado sobre las aguas. Baños de la Encina.
Antonio Ramón Tudela Cárdenas. La Peña de Almodóvar. Jaén.
Silvia López Cano. La aldea de Mata Begid. Cambil.
Blas Prieto Sánchez. El valle del río Valdearazo. Valdepeñas de Jaén y Campillo de Arenas.
Juan Carlos Roldán Martín. Al Sur del municipio de Jaén: Otíñar.
Prólogo: Víctor Rodríguez Lledó
Epílogo: Jesús Manuel García Muñoz.


Castillo de Otíñar. I. Goig

Fotos: José Antonio Torres Escobar
Proyecto Forvm MMX
Blas Prieto Sánchez
Ilustraciones interior cementerio: Silvia López Cano
Diseño de cubierta: Gudmornin
Diseño y maquetación: Jesús Manuel García Muñoz
Revisores: David Hinojosa Sánchez, Ascensión Cubillo Villanueva y Jesús Manuel García Muñoz.

Jaén, Junio 2015
Crowdfundeado Verkami
Proyecto de Delirium Coder, S.L. Y Studio José Torres




viernes, octubre 02, 2015

Felipe González, el final de una época


Sin duda los dos partidos políticos mayoritarios de este país tienen, cada uno, una losa sobre ellos en las personas de los dos ex presidentes, González y Aznar. Si bien el segundo no puede derivar más hasta extremos, a González aún le queda algo de recorrido para llegar a igualarle, por la derecha, me refiero. Nada extraño en el presidente honorífico del Partido Popular, era de esperar que eso de hablar catalán en la intimidad y boutades parecidas, se trataba sólo de artimañas electoralistas. Pero lo de el otrora socialista, lo del Isidoro de la clandestinidad, tiene un análisis menos simplista, aunque a ambos les mueve el mismo sentimiento de haber pasado a mejor vida política y haberse convertido en abuelos cebolletas cargados de mala baba, que colocan frenos en las ruedas de las carretas de sus propios partidos.

Personalmente la actitud de Aznar me deja fría, porque nada esperaba de él, además de verle un poco guiñol, una caricatura de su propia caricatura. Pero lo de Felipe González es otra cosa. Hace décadas que se dedica a decepcionar a todos aquellos que esperaban de él, primero una conducta ética (que nada tiene que ver con la legal según Martínez Pujalte) hasta el final de sus días, después un magisterio acorde con el paso de los años y la experiencia. Algo así como la actitud de Julio Anguita.

Muy lejos de eso, cada fotografía de él, cada aparición, nos lo hace ver con la boca más torcida, la ceja más alta, y la nariz más respingona, es decir, más arrogante, pontificando sobre temas susceptibles de ser sometidos a análisis profundos, hasta llegar a lo temerario diciendo que Pinochet (el del golpe de Estado en Chile), respeta más los derechos humanos que Maduro. Que se lo pregunten a Víctor Jara y tres mil y pico más, pero allá en el limbo donde el militar les mandó.

Este comentario -el peor de todas las perlas que han salido de su torcida boca- no sólo es intolerable, sino nauseabundo, aún en las entendederas de un hombre que está cobrando (o ha cobrado) miles y miles de euros como consejero en empresas que él mismo privatizó, que cobra un pastón como pensión vitalicia, con la que, a decir de él mismo, no está de acuerdo, pero a la que no renuncia, como ha hecho Anguita con todas las prebendas a las que tiene derecho, porque son legales pero no éticas.


Este hombre convertido en no sé qué, debería jubilarse de una vez, dejar de vomitar bilis, hacer lo posible para relajar las facciones, y dedicarse a otras actividades. Por otro lado, el PSOE debería desligarse de él, ya tiene bastantes problemas con no remontar en votos, como para soportar el palo de Felipe González en las ruedas.

viernes, septiembre 18, 2015

Por la recuperación de Otíñar

El primero a quien, después de cercar un terreno, se le ocurrió decir "Esto es mío", y halló personas bastante sencillas para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, muertes, miserias y horrores habría ahorrado al género humano el que, arrancando las estacas o arrasando el foso, hubiera gritado a sus semejantes: "¡Guardaos de escuchar a ese impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son para todos y que la tierra no es de nadie!"

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)



Hace ya unos años visité, por primera y única vez, en compañía de mi hija Leonor, la aldea de Otíñar (en casa siempre fue nombrada Otiña sin tilde y sin erre final). Durante mi infancia ya muy lejana, me llevaban de excursión hasta el monumento dedicado a Carlos III y desde allí contemplaba el que ya me parecía magnífico paisaje, sin entender bien ni qué era paisaje, ni qué magnífico.

A raíz de aquél viaje escribí una entrada en mi blog con el título “Primero fue el Otiñar”, que me inspiró mi hija cuando, al ver lo que restaba de la aldea, susurró: “Así que aquí empezó todo”. Después contacté con Eloy, familia como no podía ser de otra manera, y más tarde con Juan Carlos Roldán, ambos, como otros muchos, otiñeros de alma, descendientes de aquellos otros que cultivaron las tierras.


En casa de mis abuelos se hablaba poco de Otiña y, cuando se hacía, era de manera nostálgica, a veces preocupada “ya no queda casi nadie”, “la tía tal se ha venido a vivir a Jaén”. A veces, en susurro, escuchaba a mi abuela decir a mi madre o a alguna de mis tías: “es que el tío Paco era muy rojo”. Ahora, leyendo lo que me van enviando, supongo que se referiría a Francisco Soler Sabariego (los mismos apellidos que mi abuelo, aunque eran primos hermanos), quien participó en la colectivización de las tierras del Otíñar durante la Guerra Civil. Creo que estuvo bastante tiempo en la cárcel. Debió ser aquel intento que duró apenas unos años (y tan caro pagaron los otiñeros), como un fandango de El Cabrero cantado desde el viejo castillo que vigila, secular, la vieja carretera que une Jaén con Granada. Una utopía, una quimera, como las colectivizaciones de Cataluña y Aragón, como todos los intentos de la gente humilde desde que el mundo es mundo.

Quien más recordó siempre a aquella aldea fue mi madre, hasta su muerte en el año 2008. Conocía todas las casas, recordaba los albérchigos, los ochíos de la tía Serafina, la taberna del tío Juan “el Cojo” (hermano de mi abuela), los veranos en casa de la abuela Juliana con la tía Espiritusanto. Luego fue la modista de los dueños, en la calle Espiga, donde acudía cuando las obligaciones con otras clientas se lo permitían. Toda la familia de mis abuelos maternos era de Otiña: Soler, Sabariego, Sutil, Requena, Romero...
Cuando subíamos desde donde nos vimos obligadas a dejar el coche, porque una enorme piedra impedía seguir por un camino público, lo primero que me extrañó fue el bosquecillo de unos árboles que ahora, gracias a Juan Carlos Roldán, sé que se llaman ailantos, una especie que no conozco en Soria. Después, cuando me sitúe en el centro de la plaza donde una gran casa blanca, todavía en pie, decía con su porte que sería la de los dueños, sentí que algo mío estaba también allí y, desde entonces, deseo volver, y volveré, en cuanto me sea posible.

Y todo esto me hace pensar, y creer firmemente, que pueden arrasar las casas -como han hecho-, borrar las huellas físicas, cambiar los nombres, pero nunca podrán arrancar de los descendientes de aquellos otiñeros que habitaron las casas asoladas, que encendían el fuego de los hogares, que parían y morían en la misma cama, el sentimiento de arraigo, la memoria colectiva hasta de personas que, como es mi caso, han pisado una sola vez el solar de lo que fueron calles de el Otíñar.

Resido, desde hace más de 37 años, en Soria. El sistema político-social de Castilla -con el minifundio- es radicalmente opuesto al latifundista de Andalucía. No se comprendería aquí que una dehesa de propios -como lo fue el Otíñar- pasara a manos privadas. Tampoco se entendería un pueblo sin ordenanzas ni concejos, en general abiertos. No existen, ni existieron, aldeas con colonos. Pero sí caciques hasta fechas muy recientes. Y muchos pueblos abandonados por la decisión tomada a mediados del siglo pasado, por Patrimonio Forestal (o algo así que ya no existe) de reforestar algunas sierras que tradicionalmente habían servido de pasto y cobijo veraniego a los rebaños de trashumantes. Pero nadie tocó las viviendas, nadie arrasó las iglesias, nadie convirtió en cascotes los lugares donde muchas generaciones habían nacido, vivido y muerto. Ni tan siquiera el Estado. Por eso, ahora, algunos descendientes de ellos pueden volver y encontrar la casa, en ruinas, sí, pero susceptible de ser restaurada. Y pienso en mi querido pueblo de Sarnago, en plena sierra de la Alcarama, cuyos antiguos habitantes están consiguiendo que vuelva a ser parecido a lo que era, a base de esfuerzo, unidad y hacenderas.



Ha llegado a mis oídos que los descendientes de otiñeros van a luchar para que se declare a el Otíñar lugar de Memoria Histórica de Andalucía, y desde luego que lo es, en eso lo han convertido, en especial la aldea del siglo XIX.

El sábado, 26 de septiembre, van a celebran, en el mítico paraje del Puente de la Sierra, una verbena por la recuperación de los caminos y espacios públicos de Otíñar. Desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche, toda una jornada reivindicativa a la que, desde aquí, me uno de corazón y espero que el año próximo les pueda acompañar y la celebremos en el corazón físico de la aldea.







viernes, julio 31, 2015

De urbanización de lujo a almacenes de todo a cien (100 millones de euros)



El jueves, día 30, en El Espolón, Podemos Soria organizó una charla informativa sobre la Ciudad del Medio Ambiente. Carlos González, de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza, fue el encargado de darla. Tanto ASDEN como SORIA ¡YA!, cada uno en su parcela, hace años que se baten el cobre luchando por los intereses de esta provincia, a sabiendas de que casi nadie, y menos que nadie las instituciones, se lo van a agradecer nunca, todo lo contrario, les ven como una especie de bicharracos sin clasificar dispuestos a dar la batalla contra todo aquello que signifique progreso, según el significado y contenido que dan a ese concepto aquellos para quienes progreso significa corrupción, despilfarro y buenos intereses económicos para sus particulares bolsillos.

Todo el que quiere saber, sabe desde hace años que la Ciudad del Medio Ambiente es otro de los despilfarros del tipo aeropuertos de Castellón y Ciudad Real, AVE de Cuenca, o los del todo el Levante, que se llevan la palma. Saben también, si quieren, que la CMA de Soria se ha llevado por delante más cien millones de euros (más ha calculado Carlos González, y no los cincuenta que se informa desde las instituciones), en destruir un espacio natural, para que, a la postre, todo se declare ilegal, y desde la carretera se puedan ver las cúpulas y tener la sensación de que se contemplan los restos de una ciudad fantasma habitada, y abandonada, por extraterrestres.

Se les propuso a los responsables la posibilidad de ubicar esa ciudad en espacios susceptibles de ser regenerados (como el Ayuntamiento de Soria ha hecho con los huertos municipales), e incluir el casco antiguo, dejado de la mano de sus antiguos habitantes y de quien corresponda. Pero claro, eso al parecer no interesaba y, además de no interesar, era una idea, buena, foránea, ajena a los promotores de semejante atropello. Esto me recuerda a un señor de un pueblo cercano a Medinaceli, ajeno por completo a las instituciones correspondientes, que se empeñó en que había hallado la tumba de Almanzor. El buen hombre dedicó buena parte de su vida a estudiar a fondo los documentos disponibles y, por su cuenta y riesgo, comenzó una pequeña excavación, sólo para obtener la comprobación de su acierto, y la halló. No sé (ni ese buen hombre tampoco), si era esa la tumba del caudillo, pero sí que allí, en ese precio lugar, encontró unos enterramientos propios de musulmanes, en un cerro donde era necesario subir caminando. Metió en una bolsa lo hallado, lo llevó a la institución competente y hasta hoy. No se podía consentir que un jubilado sin titulación hubiera hallado algo importante. Tampoco los responsables de la CMA podían dar oídos a esa gente rara de ASDEN (que a saber qué intereses tendrán, ajenos desde luego a los responsables), aunque el proyecto fuera muy bueno. Es la soberbia de los poderosos.


A todo esto, la Confederación Hidrográfica del Duero parece no considerar que la zona donde se empezó a construir la CMA es inundable. Hace pocos años, tras lluvias abundantes, se demostró que sí. Pero existe un documento gráfico capaz de explicar todo lo que sucede en ese espacio. Para la Confederación responsable de las aguas del Duero, los ríos secundarios de su cuenca, así como los arroyos, no descienden, ascienden (no sabemos si con muletas o a pelo). Esta explicación tan coherente debe ser semejante a las que se aplican a todo lo demás que envuelve a este chanchullo. Como diría el recordado Perich: ¿Ustedes todo lo razonan así?

miércoles, julio 08, 2015

Grecia siempre


La Magna Grecia

Varias veces han dicho NO los griegos, una de ellas para echar a un rey, la más reciente la del día 5 de julio último. A pesar del chantaje, pese a la terrible presión de la Europa del Norte apoyados por gobiernos como el de Rajoy, pese al terror ejercido por los bancos, muy a pesar de los dirigentes que dicen desear lo mejor para el mundo, pero que lo aplican con tan mala fortuna que se lo están cargando, porque en realidad lo que quieren es lo mejor para unos pocos.

Los herederos de la Grecia de Pericles, de Platón, de Aristóteles, de Mirón, de las polis y la democracia, de las cariátides, de tanto y tanto legado, prefieren la dignidad.

A ver ahora qué escriben y qué vomitan los inclasificables ussías, tertchs, indas y demás ínclitos opinadores. Tanto a Tsipras, como a sus homólogos españoles: Iglesias, Carmena, Colau, les han llamado desarrapados, pagados por el chavismo, coletillas, populistas, rupturistas, indecorosos, chupópteros, nazis, golfos, desalmados, manipuladores, mentirosos... Ussía, ha escrito de los griegos que son unos sin techo y que viven del cuento. Garrapata sectaria, ha llamado a Jordi Évole, Hermann Tertsch. Todos estos epítetos y muchos más, mientras se escandalizan por determinados mensajes en la red, unos mensajes que, colocándolos al lado de lo que sale por sus bocas, son como oraciones a los angelitos. Y esta calaña anda por ahí tan contenta, con los bolsillos llenos gracias a los medios de comunicación que los contratan, sin que nadie les llame a capítulo.

Estos elementos arremeten contra todo aquel que no practica la derecha más rancia y apolillada, sólo les gustan las democracias cuando en las urnas ganan los suyos. Por eso tienen a Grecia, Venezuela y Podemos en el punto de mira. Y lo más jodido resulta ser que quien fuera santo y seña de la democracia durante años, el Felipe González de los pantalones de pana y coderas, se ha contagiado y el pobre está envejeciendo fatal, eso sí, como los otros, los indas y compañía, con los bolsillos a reventar. ¡Quién te ha visto y quién te ve, Felipe!

Pues ahí tenéis a los griegos, pobres pero dignos y con principios, algo de lo que los opinadores referidos carecen por completo. Para ellos queda la soberbia, la altivez, la arrogancia, los siete pecados capitales y, por encima de todos ellos, la avaricia desmedida, esa que, si los obreros, pobres y jubilados a dos perras, pero dignos y con principios no les quitan de una vez, nos llevará al abismo.

Los nuevos dirigentes griegos han hecho lo que la voluntad del pueblo les encargó, han sido coherentes con el programa político que han defendido. Ahí queda eso, frau Merkel y compañía.


sábado, junio 20, 2015

Sindicalistas en el banquillo


Causa desazón -al menos a mí- ver sentados en el banquillo de los acusados a cuatro sindicalistas en la que fuera galería del palacio de los condes de Gómara, reconvertida en la sala de la Audiencia Provincial. Y más si están allí, aguantando la congoja, por haber tratado de ejercer, a final del año 2012, aquello que se considera deben ejercer, el control de los poderes para evitar el abuso hacia los trabajadores. Aún más sencillo, simple si se quiere, acceder a un lugar público (la Diputación provincial en este caso), para asistir a un pleno, público también.

A lo largo de la larga historia el poder junto con el capital, que viene a ser lo mismo, sigue queriendo olvidar la clave del sistema capitalista en el que nos han metido. El capital no es nada sin el productor, y al revés. El obrero, empleado, o como quiera llamársele (lo políticamente correcto no me importa nada) lo tiene muy claro, lo lleva en los genes desde el principio de los tiempos, pero el capital, lo que lleva en los genes es ver en la otra parte personas, masa a su servicio. Algo hemos ganado, apenas hace unos siglos veía esclavos. Hasta las grandes fortunas que se esconden detrás de sociedades anónimas y ven pasar sus números y capitales a través del neón de las bolsas del mundo, necesitan a la otra parte para que produzcan algo, lo que sea. Y los productores están ya hasta los mismísimos de aguantar al poder, así que al poder le interesa, más pronto que tarde, cambiar actitudes y también aptitudes.

El inolvidable Périch ya lo ironizó hace muchos años en una impagable publicación titulada “Diálogos entre el poder y el no poder”. En una de las viñetas, el poder le dice al no poder que debe respetar las reglas del juego; el no poder le pregunta cuáles son, y el poder le responde que no está autorizado a jugar. En otra el poder razona a su manera, o sea sin razonar, y el no poder le pregunta si ellos lo razonan todo así.


Por aquellos años, serían los setenta, lo máximo que se permitía era ironizar, y poco. En los ochenta, noventa y entrado este siglo, la parte productora tenía miedo por la hipoteca amenazante, pero a día de hoy, aquella amenaza se ha cumplido, muchos no tienen ni hipoteca porque han perdido la casa, ni trabajo ni, por lo tanto miedo. Así que si tienen que ejercer sus derechos, y obligaciones, los ejercen. Y eso fue lo que intentaron hacer los cuatro sindicalistas que se sentaron esta semana en el banquillo de los acusados. Como diría el ínclito ministro, ¡manda huevos!

sábado, marzo 14, 2015

Investigado, imputado, mangante

Las cigüeñas: foto Leonor Lahoz.
Todo lo demás es insensatez.


Padecemos en España, con harta frecuencia, el sarampión de las campañas electorales. La Democracia española es lo que tiene, como todavía no nos hemos acostumbrado a ella –me refiero a su esencia verdadera- pues nos la putean los partidos mastodónticos, esos que, bien apuntalados, luchan con todas sus fuerzas para no perder las prebendas, esos de la segunda, tercera y cuarta generación en el poder. Los de la primera con la insignia falangista, los de la segunda con la camisa que venga bien al momento político, y los de la tercera (algunos ya empiezan a aterrizar), con los pantalones tejanos rotos, o la semántica adecuada, con @ y esas cosas. Como decía el presidente del Tribunal de Cuentas, son querencias de familia, de la parental, no de la mafia. ¿O sí?
Luchan enfangados con y en la propia mierda que ellos mismos han ido produciendo, lanzándola a diestro y siniestro, a fin de que nadie les robe (la política es nuestra, oiga, el poder, el mangoneo), nada de lo conseguido hasta la fecha, y desde luego para que ningún niñato, con fuerza, venga a descubrir los fondos de los armarios o a levantar las alfombras persas.
Las campañas electorales que con tanta resignación sufrimos la mayoría, ofrecen pantomimas que, ¡ojo!, si uno incursiona en ellas puede acabar con un brote psicótico. No hace falta aclarar más el tema, todos, en algún momento de los días nefastos de las campañas electorales, vemos cómo se nos cuela por algún medio las jetas de los políticos mastodónticos escupiendo por sus bocas las barbaridades más temerarias, atacando al contrario con las mentiras más falaces, sin que se les mueva la pestaña.
Hasta nuestras madres, que vivieron imaginando ser Lola Puñales, o aquella que buscaba al tatuado y rubio como la cerveza, o que deseaban ser la María de la O con la pena puesta (pero a lo casto, sólo en la intimidad más profunda) mientras miraban al gitano guapísimo de ojos verdes pegándole una asa a la lata de leche condesada, miran atónitas la televisión, o escuchan la radio, y preguntan ¿pero qué dicen? ¿Es verdad todo eso? ¡Vaya sinvergüenzas! Ellas no entienden de pandas, pandilleros, mafias o casta.
Para acabar de rizar el rizo, en el consejo de ministros –parece ser que se aburren- aprueban algo importantísimo, algo que va a remover los cimientos de nuestra pobrísima democracia, algo tan fundamental, como que aquellos que, finalmente, acaban dando en chorizos, eso sí con clase,  refinados, con tarjetas más oscuras que su reputación, como dejara escrito Gil de Biedma,  ya no van a ser tratados como imputados, sino como investigados, o sus sinónimos: indagados, inquiridos, fisgados...
Albert Camus dejó escrito en su impagable La Caída (todo es impagable en Camus), que el estilo y la ropa interior fina sirven, con frecuencia, para disimular el eczema. Los investigados, quienes, repito, acaban dando con frecuencia en chorizos (los hay también intelectuales, esos a quienes Juan Marsé tiene enfilados, esos que van arrastrándose para conseguir otro tipo de prebendas), ven ahora rebajada la tensión (o eso creen), al rebajar también, por un tiempo, la imputación por la investigación. Se han cubierto de ropa fina semántica para tapar las purulencias.




sábado, febrero 21, 2015

Alba (Italia), Soria, la trufa, y seis grados de separación


Habitaciones privadas de los Reyes de Mallorca, en Perpiñán.

Hace unos días leí en la prensa local la noticia de un hermanamiento entre dos localidades truferas, Soria por un lado, y Alba (Italia), por otro. En un primer momento pasé la vista por el titular y no le di mayor importancia, acostumbrada ya a estas confraternizaciones, con mayor o menor acierto. Pero me rondaba el nombre de Alba, me sonaba muy familiar, así que volví a la noticia y al leer la ubicación, el Piamonte, supe de qué se trataba.
Han pasado más de diez años desde que comencé la investigación sobre Jaume IV, el último rey de Mallorca, quien hizo testamento en Soria, en 1375, en presencia del conde de Medina, su primo (después duque de Medinaceli, de la Casa de Foix, a la que también pertenecían Jaime y su hermana Isabel) en la casa del arcediano de Soria, Jean Fernand, qui lui avait donne l’hospitalité. Había llegado a Soria, tras una de las muchas batallas contra el rey de Aragón, Pedro IV, su tío, hermano de su madre la reina Constanza de Mallorca, a fin de recuperar su reino de las Islas Baleares y el Sur de Francia. Venía aquejado de un mal misterioso.
En el testamento (conservado en el Archivo Nacional de Francia, en París), Jaume IV, además de ordenar ser enterrado en el convento de frailes menores de San Francisco, en Soria, nombra heredera a su hermana Elisabeth o Ysabelle, viuda del marqués de Montferrat.
Esta Isabel, protagonista de mi novela “Ysabelis, Regine Majoricarum (La última reina de Mallorca)”, presente en Soria junto a su hermano, a quien seguía en sus luchas contra el rey de Aragón desde que enviudó, había estado casada durante muchos años con el marqués de Montferrat o Monferrato.
Este marqués era Giovanni II (1321-1371), pertenecía a la familia imperial bizantina de los Paleólogos. Tras un primer matrimonio sin haber podido tener hijos, casó con Isabel de Mallorca en septiembre de 1358, en Montpellier, con dote prometida, y nunca hecha efectiva, de su tío, Pedro IV. Se vio obligada a renunciar a sus derechos sobre el reino de Mallorca, aunque de hecho nunca renunció, como se sabe por su trayectoria.
Fue el Markgraf (como también se le llamaba) de Montferrat, Giovanni o Juan II, quien incorporó a su marquesado en el Piamonte italiano los lugares de Alba, Asti y Mondovi. Era extenso este país y entre sus pueblos más destacados, además de Alba, están Alessandría, Casale de Montferrato, Nizza de Montferrato y Acqui-Terme. Por cierto, esta última localidad le fue entregada a la hija de Giovanni e Isabel, Margarita, en dote por su boda con el que fue, tal vez, el más grande conde de Urgel, Pedro II (sobrino también de Pedro IV), cuyo hijo, pretendiente al trono de Aragón en el Compromiso de Caspe, no pudo acceder a él y fue ocupado por Fernando de Antequera, de la Dinastía Trastamara.

La Historia, como la vida, no es más que un pañuelo que, al doblarlo por las cuatro puntas, quedan en su interior, mezclados, personas y aconteceres. Seis grados de separación. Reyes de Mallorca, condes de Urgel, marqueses de Montferrato, Soria, Alba y la trufa, todos y todo junto en el mismo pañuelo. 

domingo, enero 25, 2015

Buenos días, miedo



Me parece que hace meses que no cuelgo nada en mi blog, y debe ser así, ahora cuando cuelgue esta entrada me fijaré. Podría excusarme escribiendo sobre mi maravilloso ordenador perdido para siempre por un corte brusco del suministro eléctrico, y sería cierto. También lo es que ahora soy feliz propietaria de otro más maravilloso todavía, con el que no hay forma de entenderme y duerme sobre una mesa mientras utilizo uno viejo destinado para mis nietos hace ya años. O, también podría colar la excusa de que ando medio enloquecida corrigiendo la que será mi próxima publicación sobre costumbres. Pero todo lo anterior serían sólo excusas.
La realidad es que estoy preocupada, indignada (en fino), cabreada y acojonada (se ajusta mejor a mi forma de expresarme). No sé si será por lo de la globalidad o por el exceso de medios de información y por el hecho de que, por cualquiera de ellos entran noticias, se cuelan en cuanto nos descuidamos, unas noticias estremecedoras. Es que estamos en la tercera guerra, sin duda ninguna. Por cualquier rincón del mundo la gente mata con la misma naturalidad que se pela una mandarina. Y mucha culpa, sí culpa, de lo que está sucediendo en el mundo occidental (ese que a veces hemos denostado tanto, ¡la vieja Europa! ¡la puta Europa!) la tiene nuestra generación. Si la de mis padres fue la perdida, la nuestra, la de los que ahora caminamos por la sesentena, ha sido una generación que tendrá que responder ante la historia por haber inculcado un respeto desmedido hacia otras culturas y otras religiones que, como estamos viendo, no merecen ni respeto, ni consideración. Porque si en nombre de esas culturas y, sobre todo, de esas religiones, se mata, se quita la vida, todo lo que puedan tener de respetable se pierde irremisiblemente.
Nunca pensé que algún día estaría de acuerdo con lo que Oriana Fallaci escribió tras los atentados del once de septiembre de hace más de catorce años. Nunca pensé que algún día escribiría que muchos de nuestra generación no fuimos otra cosa que unos progres de mierda, que la gauche divine barcelonesa era eso nada más, una izquierda divina con sus miembros sentados en Bocaccio, combinado alcohólico en mano, dándose coba unos a los otros, pensando que estaban reescribiendo la historia, mientras ligaban entre ellos en una endogamia cultural irrespirable, o algún poeta impregnado de ego escapándose en algún momento para ir a buscar jovencitos por las calle húmedas del Barrio Chino barcelonés. Nunca pensé que llegaría a escribir que la puta Europa es, en realidad, nuestra casa común donde podemos escribir lo que nos dé la gana, casarnos o no con quien nos dé la gana, despelotarnos en las manifestaciones, tomar el sol en bolas, protestar por lo que no nos gusta, y reírnos de nuestra sombra.
Y eso, al menos eso, lo queremos seguir haciendo. Ya que otras consideraciones más profundas, la angustia que estamos viviendo por la codicia de unos pocos, es objeto de otros análisis. Pero al menos queremos seguir siendo libres en el día a día, sin el miedo de que cualquier hijo de puta nos pueda abrir la yugular.
“Hola pánico, adiós libertades”, titula la revista El Jueves una de sus portadas. No se puede decir más con menos.
Análisis profundos que se encargarán de hacer los herederos de nuestra generación, educados en la tolerancia más exquisita (para algunos temas), en lo políticamente correcto (¿qué es eso?), y que hallaran excusas y justificación para los actos más abominables y las conductas más cerriles.

Conste que pensaba escribir sobre Fátima Báñez (¿por qué no le hacen un análisis psiquiátrico a esa mujer?) y sus rojos y azules, a treinta y ocho años de la sacrosanta Constitución. ¡Vaya mundo! Como si la vida fuera un borrador.