viernes, diciembre 08, 2006

El "ladrillo" subvencionado

Diari de Tarragona, dissabte 2 desembre 2006, de EFE, recoge: Naciones Unidas alertó sobre la “especulación urbanística desenfrenada” del mercado de la vivienda en España, y considera que el Gobierno debería modificar el sistema de deducciones fiscales a la compra de inmuebles porque, en su opinión, se “está subvencionando a los promotores con dinero público”, según explicó ayer el relator de la ONU para vivienda, Miloon Kothari.
Hace muchos años que algunos contribuyentes se quedan pasmados, sobre todo si no están acostumbrados a pasar por el ordenador PADRE (creo que se llama), cuando la funcionaria pregunta ¿Propiedades? Ninguna. ¿No tiene usted hipotecas? Con voz de asombro. Pues no, vivo de alquiler y sólo puedo declarar el sueldo (mínimo casi siempre) por ver si me devuelven parte del IRPF deducido. La funcionaria (casi siempre son mujeres) resuelve, por mediación del PADRE, que la declaración sale a pagar.
Claro, se trata de un pringao que vive de alquiler, porque de tener dos pisos con hipotecas, más un apartamento en Salou con hipoteca también, le hubiera salido a devolver un auténtico pastón. Y el inquilino mileurista, con un hijo o más, sin dinero (ni negro ni blanco) para pagar la entrada de un piso, ni posibilidades de que nadie le avale ni, por supuesto, de poder hacer frente al recibo mensual de la hipoteca, se le queda cara de gilipollas y piensa, con razón, que en este caso, también, las leyes están hechas para los ricos.
¿Es posible que con tantos años como ha gobernado España un partido Socialista Obrero, se siga subvencionando a los ricos con el dinero público? Claro, piensa el mileurista, cayendo por fin de la higuera, se subvenciona al que compra, pero los más beneficiados son los promotores.

Fichar a un adolescente

Si a un chavalillo le detienen por estar pintado grafittis en una pared, la culpa no la tienen el o los policías, desde luego, la tienen los encargados de hacer las leyes. Si a una prostituta le hacen pasar la noche en Comisaría por estar ejerciendo el único oficio para el que no le piden papeles, de nuevo los culpables no serán los encargados de hacer cumplir una ley que han parido los responsables de ello. Si a un muchacho de diecisiete años le detienen por estar repartiendo con otros dos muchachos de más o menos la misma edad, las plantas de marihuana que han cultivado en una maceta –grande, pero maceta- la culpa la tienen, de nuevo, los encargados de hacer leyes. Así podríamos continuar durante horas, diciendo también que por muy fieras que fueran los grises, les mandaba el ministro de turno, afín al jefe, o sea, Franco. Otro debate sería quien o quienes se vestían de gris existiendo otros trabajos.
O sea, que los señores diputados hacen las leyes y los agentes del orden se encargan de que se cumplan. Esta es de esas preguntas que aparecen en los exámenes para cubrir plazas de freganchines en los lugares públicos. De ello se deduce que los encargados de hacer las leyes son unos ineptos, unos vagos, unos antiguos y cada cual que siga aplicando los adjetivos que les parezca. Lo más grave de todo es el pastón que cuestan a todos los españoles. Con esos sueldos que cobran y esas prebendas de que gozan, podrían estar al día y saber qué pide, qué necesita y qué quiere la ciudadanía, pero toda, cada grupo, no sólo lo que les interesa a la gente de su clase social.
La mayoría, y digo la mayoría, de la gente joven y no tan joven, quiere que se legalice la marihuana, y lo quiere, y lo ha demandado, desde hace ya muchos años. Este hecho evitaría el tráfico del hachís, el que se adulterara y se enriquecieran unos pocos a costa de muchos, dejaría hueco en las cárceles para los corruptos del ladrillo, por ejemplo. Y evitaría el que a muchachos de diecisiete años se les fichara de por vida (fotos de perfil, de frente y huellas) con el sofocón, el disgusto y la lacra social que en lugares pequeños conlleva ese hecho. ¡Cómo si no hubiera delincuentes sueltos! Otro ejemplo, los que no pagan la pensión a sus hijos.
Discutir aquí y ahora los beneficios de la marihuana no procede, ya lo han hecho mentes preclaras. A mí, cuando me diagnosticaron un glaucoma, tres médicos, extraoficialmente, me aconsejaron que la fumara, y el glaucoma desapareció, sin que por ello me acostumbrara a la maría y me haya convertido en drogadicta.
A ver si de una vez podemos tener unas leyes para la sociedad y no una sociedad para las leyes.

sábado, diciembre 02, 2006

El golf y su simpleza

Hace unos días escuché a Iñaki Gabilondo informar sobre la existencia de trescientos campos de golf y el proyecto de poner en servicio cuatrocientos cincuenta más. Es decir, que la existencia de campo de golf en una urbanización es un valor añadido a la hora de emplear el dinero –ya sea negro, ya de color, o blanco- en la cosa del ladrillo.
Estamos inmersos en la cultura del ocio –no sé de dónde saca la gente el dinero- y las personas distinguidas deben pensar que eso de tratar de meter la pelotita en un hoyo queda de lo más, de lo más. A mi me importaría poco la forma en que se divierte la ciudadanía, pero resulta que los campos de golf necesitan una enorme cantidad de agua y que se construyen al Sur y en Levante, donde el sol broncea más las pieles, o sea, donde el agua escasea, a veces de forma alarmante.
El agua es un bien indispensable y, por tanto, el abundante gasto en caprichos como los campos de golf debería estar, directamente, prohibido y considerarse como delito ecológico, sobre todo en el Este y el Sur.
El golf es lo que los pastores de toda la vida llaman la gurria. Pues que jueguen a la gurria como lo hacían los pastores, en el monte, entre las matas, los arbustos, los árboles. Si no quieren pintar círculos que hagan agujeros, si no les gustan las cayatas, que se encarguen buenos palos o como se llame la herramienta con la que intentan meter en el hoyo, y las pelotas no es necesario que las hagan con madera de brezo, pero que dejen el agua para menesteres necesarios, por favor.