viernes, agosto 29, 2008

Muertos del primer mundo, muertos de patera

Hace ya algunos días tuvo lugar el accidente aéreo en Barajas que se llevó por delante a más de ciento cincuenta personas. Terrible. Tanto, como los muertos cada fin de semana en las carreteras, aunque en goteo. Tanto, como los que mueren cada día –cada día- en atentados suicidas en el mundo musulmán. Terrible.

Los muertos del avión de Barajas han contado –supongo que como debe ser- con una cobertura mediática, que a día de hoy todavía no ha finalizado, y que tal vez no lo haga hasta varios días después del funeral de Estado, que tendrá lugar hacia mediados de septiembre. Han dispuesto también –los familiares- de todos los medios al alcance de la compañía aérea, de los distintos gobiernos, central y autonómicos, que no son pocos, tres psicólogos por familia, plazas en hoteles, transporte, hasta el de las Fuerzas Aéreas Españolas. Supongo que como debe ser. De momento, se han aprobado ayudas inmediatas y económicas para gastos de bolsillo, después, cuando se aclare qué motivó el accidente, todos recibirán indemnizaciones millonarias que, desde luego, no compensarán de pérdidas tan terribles. Ha sido un accidente como tantos que cada mes, cada año o cada día, se dan en el primer mundo. Y ese primer mundo ha respondido como es su deber.

Entre la información diaria sobre el accidente de Barajas, hora a hora en las distintas emisoras de radio, permanentemente en canales televisivos de noticias, y varias veces al día en los otros canales, escuché, en la radio, una noticia estremecedora. Había llegado a las costas españolas una patera más, en esta, llegaba una mujer que fue hospitalizada con un ataque de ansiedad, supongo que al borde de la muerte. La causa fue que en el trayecto habían muerto su marido y los tres hijos del matrimonio, uno de ellos un bebé, y ella había presenciado, sin poderlo evitar, cómo los cuatro habían ido a parar al océano, por la borda. No he vuelto a escucharlo. Un instante de empatía, por favor, sólo unos segundos, imaginando esa tragedia evitable. ¿Ya? Mal cuerpo y peor conciencia…

Como dice Leonor, mi hija, es que las pateras no tienen seguro.

El declive ganadero

Mientras en Soria se habla o discute de proyectos faraónicos –como una ciudad de la Salud o algo parecido-, de otros innecesarios –el nuevo polígono en terrenos de los Marichalar-, y aún de otro más, incalificable –la Ciudad del Medio Ambiente-, a los políticos se les va de la mano la esencia misma de lo soriano, y pierde el 66% de los ganaderos de ovino y caprino en los últimos veinte años, por un lado, y deciden no subvencionar a un buen número de apicultores por otro.

Parece ser que se pretende, tácitamente, cambiar la actividad de una sociedad que siempre ha sido agrícola y ganadera, sin que se tenga para ello recambio. Sólo es necesario detenerse a escuchar, ver o leer lo que los políticos castellanoleoneses y/o sorianos proponen y discuten, para darse cuenta de que tienen un complejo profundo para ocuparse de aquello para lo que la tierra soriana está más y mejor preparada: la agricultura y la ganadería.

Todavía reside en estos políticos la idea de que dedicarse al campo es una actividad de tercera –recordemos que pertenece al sector primario-, cuando en realidad se trata de lo más auténtico, primigenio y telúrico a lo que una colectividad puede dedicarse. La única que ha resistido desde la Prehistoria.

De la noche a la mañana es difícil que una sociedad acostumbrada a ser dueños y señores de su tiempo y sus haciendas –grandes o pequeñas- se acostumbren a otra servidumbre que no sea la de la tierra y el ganado, y doblen el espinazo para preguntar al turista si la caldereta estaba a su gusto. Por otro lado, un cierto tipo de turismo, busca en sociedades como la soriana, una combinación de autenticidad profesional –el agro-, paisaje, y ciertas actividades que muestren cómo era y es el trabajo en el medio rural.

Ver rebaños de cabras limpiando el monte –las mejores para eso-, contemplar matanzas del cerdo, observar cómo los buitres se comen –como siempre han hecho- las reses muertas, cumpliendo el ciclo y abaratando gastos en los ganaderos, es lo auténtico y lo razonable. O visitar fábricas de quesos y chacineras, ver un horno de pan comunal funcionando, en fin, esas actividades que el año pasado se hicieron por Tierras Altas.

Lo desastroso es cargarse lo esencial, lo que debería permanecer a poco que se ayudara, porque, por mucho que se empeñen, por muchas casas rurales, campos de golf y restaurantes que haya, si falla lo esencial de Soria, se irá todo al garete antes de lo que creemos.

Buena noticia para Creixell

En tierras sorianas me llega la noticia de que se ha incoado expediente de Bien de Interés Nacional para algunos edificios de Creixell. Ese pueblecito costero tan entrañable para mí, parece ser que dejará de padecer la sangría de la piqueta y pasará a ser un pueblo distinto a los que le rodean en la Costa Daurada, al menos en lo que al núcleo urbano se refiere.

Creixell se merece esa consideración. Ubicado en un altozano desde donde se divisa el mar –a unos dos kilómetros-, el Gorg, y algunos yacimientos arqueológicos que aparecen alrededor de la vía y el mar, su castillo parece que todavía vigila los barcos que rondaban para ver de secuestrar algún cristiano y pedir rescate por él.

El expediente ha llegado algo tarde, pero al menos ha llegado. Todavía quedan casonas de cierto porte, con arcos de medio punto que serán protegidas, como entorno de las tres torres y el castillo. Me alegro profundamente por las personas y asociaciones que han luchado por ello.

La costa, en cambio, no correrá tanta suerte. Parece ser que van a construir un paseo marítimo igual a los dos pueblos que rodean a Creixell, Roda de Barà y Torredembarra, porque el afán de algunos dirigentes políticos es la uniformidad, y siempre, en base a unos criterios de supuesta mayoría. ¿Ello supondrá “cargarse” el Gorg?

Médico de cabecera, médico de familia, médico rural

Hace ya algunos años, Diego Rafael Cano García, médico, escribió unas historias sobre su experiencia en el medio rural, se titulaba “Tierras de San Pedro”. Siempre que puedo menciono este libro porque me impresionó las peripecias que debían vivir los médicos rurales en zonas como la de San Pedro Manrique, con caminos por donde sólo podían transitar las mulas o caballos, alejados unos de otros, y con nevadas que borraban los caminos. Pero allí estaban ellos, abnegados y respetados como si de la primera autoridad de la provincia se tratara, obsequiados con algún humilde chorizo de la matanza, o una docena de huevos.

En familias más pudientes de los grandes pueblos o capitales, contaban con su médico de cabecera, respetado igualmente, que se desvelaba por sus pacientes, les visitaba a diario si la enfermedad revestía gravedad, siempre previo pago de su importe. Aunque como esto de la medicina tiene mucho de vocación, esos mismos médicos tal vez atendían también hospitales para pobres o a pacientes que no podían pagar los honorarios.

En la actualidad tenemos una sanidad pública, accesible a todos, y unos facultativos llamados médicos de familia. Quiero referirme especialmente a este último grupo y a Soria, y más concretamente al equipo humano que forman el doctor Javier Gancedo, la doctora Maribel Granado, la doctora Bona, y la ATS (me gusta más llamarla enfermera) Mónica. No sé –ni me importa- si tenían obligación de actuar como lo han hecho, el caso es que ellos han conseguido que nuestra madre muriera exactamente como ella quería: en casa y atendida por sus hijas. Puede parecer una cosa pueril, pero la dignidad de los últimos días de la vida de una persona, y el cumplir lo que esa persona deseaba ha sido, para mis hermanas y para mí, cuestión de conciencia y de amor.

El equipo humano del doctor Gancedo han pasado muchos ratos a la cabecera de su cama, la han visitado sin que se lo pidiéramos (y también cuando lo hacíamos), han procurado que no sufriera, le han dado ánimos y afecto, y ella, que confiaba ciegamente en el doctor Gancedo, se ha ido pensando que él le iba a traer de EE.UU. una medicina que combatiría eficazmente el virus que sospechaba tenía.

Muchas gracias.