sábado, septiembre 05, 2009

Recordando el Holocausto


Últimamente, con motivo del final de la II Guerra Mundial, los medios de comunicación recuerdan aquellos años terribles en los que nuestros antepasados se mataban bárbaramente y se mutilaban con ceguera terrible, mandados desde lugares seguros por políticos y militares hijos de mala madre, henchidos de ira y soberbia, sedientos de poder y necesitados de pasar a la Historia como héroes. Porque en este mundo siempre ha habido, hay y habrá brutos, muchos brutos, revestidos de periodistas e historiadores, que acaban encontrando justificación a las barbaridades que el ser humano es capaz de cometer contra otros seres humanos, arrogándose, en nombre de los gobernados o de los súbditos, el derecho a matar o destruir.

Me parece muy bien que se recuerden estos hechos sangrientos e injustificables, aunque no haya mucha necesidad de ello. La condición humana repite sin cesar los mismos modelos, y sólo con leer cada día el periódico o ver la televisión, se puede comprobar.

Pero la barbarie que hace setenta años asoló Europa, la vieja Europa, la culta y desarrollada Europa, la colonizadora de salvajes, que se llevó por delante millones de personas y dejó en la miseria al resto, resulta más impactante para ser recordada y evitar que vuelva a suceder.

Lo más impresionante de aquella generalizada masacre fue, sin lugar a dudas, el Holocausto, y a él dedican la parte más importante de esta conmemoración. La matanza de judíos, gitanos y todas aquellas étnicas que no servían a los nazis para conseguir la pureza de su raza aria, hace años que se pone en tela de juicio por algunos historiadores y, últimamente, hasta por algún sacerdote de la Iglesia Católica, pese a que negarlo es, por fortuna, delito.

Muchas personas –la mayoría- hemos creído a pies juntillas el Holocausto, y debemos seguir creyendo en ello, pese a los davisirvings que pretender imponer sus teorías. Ellos habrán investigado, pero no por ello debemos caer en su trampa. Los documentos, naturalmente, no van a dejar para la Historia a cuántos mataron y cómo lo hicieron, datados, firmados y sellados. La Humanidad, en general, hemos escuchado y leído los testimonios de los supervivientes, las fotos del horror, sabemos o hemos visitados los campos de exterminio, y sería una burla fatal para algunos que todavía siguen vivos, la negación de lo que allí sucedió.

Por si acaso alguien siente tentaciones de creer a los presuntos historiadores que niegan el Holocausto, hay que recordar que desde principio de los años setenta, cuando tuvo lugar la visita de Willy Brandt a Israel, todos los políticos que han visitado el país judío –la última Ángela Merkel- piden perdón por lo que hicieron sus paisanos. En Berlín se levantó un monumento a los judíos asesinados. Cada alemán que viaja a Israel deposita flores en el Yad Vashem o Museo del Holocausto. ¿Se flagelaría de esa forma un país como Alemania, ante el mundo, si David Irving y sus seguidores llevaran razón? ¿Y la Iglesia, más dada a otorgar perdones que a pedirlos, se hubiera humillado en la misma cabeza de los dos últimos papas?

Si se le dan alas al revisionismo, como ha hecho un periódico de tirada nacional con un delincuente como Irving, puede llegar a abrirse un debate nefasto, innecesario, de incalculables consecuencias.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Su afinidad ideológica con los nazis es patente. Los grupos neonazis y demás fascistas están encantados con el tipo éste. Por cierto, ¿David Irving no es de la misma cuerda y estilo de los Pío Moa y compañía?
Paquillo Pajero.

Anónimo dijo...

Sí Paquillo, de la misma cuerda y estilo. Gente como esta es la culpable de que la Historia se enrede una y otra vez y acabemos matándonos unos a otros.

Anónimo dijo...

El día que los políticos, los fabricantes de armas, los magnates (¿o se dice mangantes?) y los que mueven los hilos del mundo tuviesen que estar en primera fila de fuego junto con sus hijos, esposas y queridas... ¡caput!, se fini, se acabaron las guerras.
Germán Ortigosa.

Anónimo dijo...

Isabel hacía tiempo que no escribías me imagino que habras estado ocupada con tu último libro. que te vaya muy bien y vendas mucho. Rubén

Rosalino Frutos dijo...

No dices nada del holocausto de Israel con los palestinos. Este lo niegan los israelies pero afortunadamente alli no es delito negar este holocausto, porque son los israelies los que deciden que es y que no es delito. No es delito destruir la casa de la madre de un terrorista, aunque la madre no sea terrorista. No es delito bombardear población civil persiguiendo a un terrorista.

Anónimo dijo...

Pues no te falta razón, Rosalino. Pero lo uno no quita ni añade nada a lo otro.