domingo, noviembre 25, 2007

Los graffiteros

Algún día, algunos graffiteros se estudiarán en los libros de Arte. No me refiero a los gamberros que ensucian las fachadas de edificios nuevos o venerables con pintadas absurdas. Como en cualquier actividad de este u otro tipo, existen en estos grupos los verdaderos artistas y los que, incíviles, tratan de imitarles, haciéndoles daño.

Me refiero a los artistas, porque lo son, y algunos muy buenos. Hace años no recuerdo qué Ayuntamiento, pero me suena que era del Alto Aragón, les contrató, pagándoles y cediéndoles tapias para que dejaran en ellas sus pinturas, que no pintadas.

Cuando se viaja en tren, desde Soria a Madrid, se agradecen los colores de las tapias viejas y antaño desconchadas, de las viejas fábricas, o de las ya inexistentes huertas del corredor del Henares.

No comprendo la inquina de algunas autoridades –Ana Botella dice que pinten en su casa- por estos jóvenes artistas, a los que deberían dejar espacios arruinados, tristes y feísimos para que con sus sprays nos alegraran la vista y dignificaran de paso el espacio. O los polígonos industriales, tan grises y destartalados. Les parecerá mejor las visiones que aportan los suburbios de las ciudades, o que los jóvenes estén practicando otras actividades.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

GRACIAS
ya ERA HORA QUE ALGUIEN DIJERA ALGO A NUESTRO FAVOR. Somos artistas no gamberros. Que nos dejen paredes, hasta el salón de la Ana Botella pintaríamos

Anónimo dijo...

Está bien eso de hacer bonitos dibujos en las paredes arruinadas pero yo me pregunto ¿las letrajas esas con puntas que pintan en las fachadas son también graffitis?

Anónimo dijo...

Los animales machos suelen marcar territorio alzando la patita y dejando huella que no es indeleble, porque el tiempo se encarga de borrarla. A su imagen y semejanza, hay energúmenos (de dos patas) que les imitan poniendo y ensuciando con su firma -seguramente con faltas de ortografía- monumentos, fachadas nobles o mobiliario urbano. El respeto, hijo de la cultura y educación, no va con ellos. Éstos a quienes me refiero, no son graffiteros sino mamarrachos. Nada que ver con los artistas, los verdaderos graffiteros que expresan su arte donde pueden dignificando viejas y feas paredes. Y digo pueden por decir algo, a pesar de que no les dejan o les ponen trabas nuestros prebostes muncipales, tan amantes de la cultura ellos. Nada que ver con la iniciativa de la ciudad de Lyon, por ejemplo, donde el consistorio embellece paredes medianeras y otros espacios con verdaderas obras de arte gracias al poyo que presta a los auténticos graffiteros. Que cunda el ejemplo en nuestros ayuntamientos.

Anónimo dijo...

El anterior comentario lo firmo yo, Manuel de Soria, aunque ha salido como anónimo, que conste.

Anónimo dijo...

isabel en creixell hace ja mas de 7 años montamos un concurso de graffitis y tuvimos mas de 20 concursantes fue fabuloso y muy gratificante y realmente artisticos , pero no te puedes imagimar lo criticados que fuimos por la majoria de las personas que se dicen cultas!!!!! y eso si cuando llegaron les del pp los taparon con pintura blanca

Anónimo dijo...

A lo que llamas gamberros que pintarrajean las ciudades ensuciandolas,son personas que consiguen burlar al sistema,inyectando un poco de vida a la monotonia de una ciudad,cada firma,cada pegatina,cada cartel...son elementos que te hacen salir de la rutina de las grandes ciudades tan muertas e inertes,con sus gentes cada uno con su función para que todo salga como lo han previsto otros.Tanto una firma como una gran obra deben ser respetados,puesto que representan el ansia del hombre encerrado de expresarse y salir de las rutinas.