Recursos turísticos tenemos en Soria. Nuestro web trata de retratarlos y comentarlos todos, hasta los que no lo son, pero que a nosotras nos lo parecen o, sencillamente, nos gustan. El propio acontecer diario, sin prisas ni tensiones. El poder desplazarse sin vehículo, aunque eso no se consiga, porque ¿si se tiene coche por qué no lucirlo, sobre todo si es un todoterreno, y molestar al contrario? Y los montes, sobre todo los montes.
Hoy, mi hermana Concha y yo, como hacemos habitualmente en otoño, hemos ido al monte, a buscar unas setas, una cestita pequeña, para hacer un revuelto o guisarlas, poca cosa, dos o tres horas. Es martes, evitamos el fin de semana, cuando más gente acude, y el lunes, para “dejar descansar en bosque”. El destino, Alconaba. Los pinares están –estaban- limpios, llanos, y no está acotado, aunque nosotras, en octubre, ya pagamos nuestra licencia. Hay en Alconaba varios grupos de pinares, entre tierras de labor, y hemos recorrido tres, para, finalmente, llegar a casa con algo más de un kilo de níscalos y pie azul. Hemos llegado contentas, en cuanto a lo recolectado, pero francamente “cabreadas” por el estado del monte.
El pinar había sido rastrillado tal como si por él hubiera pasado una manada de jabalíes machos en celo persiguiendo a una hembra. Se supone que buscaban níscalos, por lo que lepiotas y rúsulas, muy abundantes, estaban arrancadas y destrozadas. De paso, si cerca de ellas, estaba naciendo algún níscalo, había sido partido en su nacimiento, y había crecido verde y agusanado, o sea, inservible. En uno de los pinares, contamos hasta nueve latas vacías, que recogimos en bolsas para depositar en el sitio adecuado. Alguien había vaciado la basura de su vehículo, un gran plástico rígido troceado, dos envases de plástico, en fin, un etcétera largo.
Como decía mi hermana, destrozar el pinar para conseguir veinte kilos de níscalos este año, e inhabilitarlo para los dos siguientes. Este vandalismo, estoy segura, no lo practican los habitantes de Alconaba ni los de Soria. Y por supuesto, ningún setero.
Si sigue adelante el proyecto de hacer de Soria un enclave micológico, algo que me parece muy bien, tendrán que invertir mucho dinero en vigilantes, o nos quedamos sin ningún recurso en cinco años, por decir algo.
Lo de “sostenible”, aplicado como adjetivo a cualquier sustantivo, sobre todo si se trata de la naturaleza, no puede quedarse en un concepto como los de la Edad Media, sobre el que algunos filósofos analicen y diserten, sin llegar a encontrarle aplicación práctica.
Está visto que la mayoría de los humanos necesitan detrás alguien, como aquellos patricios romanos victoriosos, que les vaya recordando lo que ha de hacer, o no hacer, o, como a los superhombres, que son, simplemente, humanos.
Hoy, mi hermana Concha y yo, como hacemos habitualmente en otoño, hemos ido al monte, a buscar unas setas, una cestita pequeña, para hacer un revuelto o guisarlas, poca cosa, dos o tres horas. Es martes, evitamos el fin de semana, cuando más gente acude, y el lunes, para “dejar descansar en bosque”. El destino, Alconaba. Los pinares están –estaban- limpios, llanos, y no está acotado, aunque nosotras, en octubre, ya pagamos nuestra licencia. Hay en Alconaba varios grupos de pinares, entre tierras de labor, y hemos recorrido tres, para, finalmente, llegar a casa con algo más de un kilo de níscalos y pie azul. Hemos llegado contentas, en cuanto a lo recolectado, pero francamente “cabreadas” por el estado del monte.
El pinar había sido rastrillado tal como si por él hubiera pasado una manada de jabalíes machos en celo persiguiendo a una hembra. Se supone que buscaban níscalos, por lo que lepiotas y rúsulas, muy abundantes, estaban arrancadas y destrozadas. De paso, si cerca de ellas, estaba naciendo algún níscalo, había sido partido en su nacimiento, y había crecido verde y agusanado, o sea, inservible. En uno de los pinares, contamos hasta nueve latas vacías, que recogimos en bolsas para depositar en el sitio adecuado. Alguien había vaciado la basura de su vehículo, un gran plástico rígido troceado, dos envases de plástico, en fin, un etcétera largo.
Como decía mi hermana, destrozar el pinar para conseguir veinte kilos de níscalos este año, e inhabilitarlo para los dos siguientes. Este vandalismo, estoy segura, no lo practican los habitantes de Alconaba ni los de Soria. Y por supuesto, ningún setero.
Si sigue adelante el proyecto de hacer de Soria un enclave micológico, algo que me parece muy bien, tendrán que invertir mucho dinero en vigilantes, o nos quedamos sin ningún recurso en cinco años, por decir algo.
Lo de “sostenible”, aplicado como adjetivo a cualquier sustantivo, sobre todo si se trata de la naturaleza, no puede quedarse en un concepto como los de la Edad Media, sobre el que algunos filósofos analicen y diserten, sin llegar a encontrarle aplicación práctica.
Está visto que la mayoría de los humanos necesitan detrás alguien, como aquellos patricios romanos victoriosos, que les vaya recordando lo que ha de hacer, o no hacer, o, como a los superhombres, que son, simplemente, humanos.