Por Leonor Lahoz Goig
El pasado viernes 18 de marzo, en el Círculo Amistad Numancia, Ana Catalán y Sergio Serrato abrieron, para los allí presentes, una ventana con vistas al Sahara. Pero no se preocupen si no asistieron, la ventana ya no quiere cerrarse. Y es que Sergio y Ana son dos jóvenes sorianos que se han empeñado en que todos aquí conozcamos a Bubisher y créanme, merece la pena.
Muchas ciudades españolas ya se han dejado embrujar por este proyecto. Y estos chicos están convencidos de que si los sorianos aún no se han involucrado es por falta de información, no de solidaridad. No tienen ninguna duda, Soria va a ser un fiel colaborador de Bubisher. No sé si el optimismo de Ana y Sergio es una extensión de su entusiasmo, pero lo cierto es que viene avalado, este optimismo, por la formidable acogida que, año tras año, tiene en toda la provincia el Programa Vacaciones en Paz.
Bubisher es el nombre de un bibliobús que rueda por el campamento 27 de febrero, en el Sahara. Es el protagonista de un proyecto del mismo nombre, de animación a la lectura que lleva a los niños saharauis refugiados cuentos infantiles y novelas juveniles.
Esta descripción engloba las características fundamentales del proyecto Bubisher pero…, cuando conoces su historia y su gran familia, que no deja de crecer, o cuando ves una foto del Bubisher y sobre todo, cuando escuchas a voluntarios como Ana y Sergio, entiendes que el proyecto Bubisher no debe ser descrito, ¿o es que acaso debe describirse la historia de un cuento? No, Bubisher como los cuentos, ha nacido para ser narrado.
Hablarles de Bubisher es sobre todo hablarles de niños, saharauis y españoles. Su origen se remonta al año 2003, y se sitúa en el colegio San Narciso de Marín, Pontevedra. Un año antes los alumnos habían entregado un cargamento de audífonos, comprados por dinero que ellos aportaron, a los campamentos Saharauis. Al año siguiente los alumnos quisieron repetir la experiencia. La idea: llevarles libros y cuentos. Supongo que los maestros pensarían que ésta era una muy buena manera de acerca la cultura a los niños refugiados. Mientras, quizás, los niños lo que pensaban era en darles un mundo mejor, el de la fantasía. Pero dudo que ni profesores ni alumnos llegaran a imaginar que esta idea trascendería sus aulas hasta convertirse en el proyecto que es hoy.
Cinco años tuvieron que pasar desde el nacimiento de esta idea en Galicia hasta la llegada de Bubisher al Sahara. Cinco años ha tardado en llegarles a los niños de los campamentos ese mundo mejor que le mandan sus hermanos españoles. Muchos más son los años que el pueblo saharaui lleva esperando su oportunidad de vivir en un mundo mejor.
La idea de estos niños pronto llamó la atención de asociaciones y colectivos relacionados de una manera u otra con el pueblo saharaui. Los primeros: Escritores por el Sahara. Aunque veían un inconveniente en la dificultad del traslado de los libros. A lo que los niños les dieron la solución: un bibliobús. Pero también la financiación podría suponer un problema, según la asociación de escritores. Y para esto los alumnos de San Narciso también tenían solución. La estrategia ya la utilizaron ellos cuando compraron los audífonos: 30 céntimos a la semana hacen 3000 euros al año. Y desde entonces sigue siendo esta financiación una de las que sufraga los gastos del personal saharaui y el mantenimiento del bibliobús.
La asociación de escritores, ante el carácter resolutivo y comprometido de los alumnos, no pudo más que secundar el proyecto. El bibliobús era ya una idea imparable y desde entonces hasta hoy se han ido subiendo al autobús asociaciones y colectivos de diversa naturaleza como El Puente, 4x4 solidario o Poemario por un Sahara libre; también entidades como el Ayuntamiento de Fraga y Huesca; y cómo no, particulares, voluntarios como Ana y Sergio. Y seguro que he dejado de mencionar a muchos otros colaboradores. Pero si alguno de ustedes, queridos lectores, piensa que olvidé el agradecimiento a los organismos públicos del estado español, porque obviamente, la naturaleza del proyecto hace pensar que esta colaboración existe, les diré que no hay nada que agradecer. Las instituciones educativas y culturales del gobierno español son totalmente ajenas a esta iniciativa. De hecho el Instituto Cervantes ha sido requerido en más de una ocasión por los Escritores por el Sahara, además de por otros intelectuales y artistas españoles, para que ofrezcan algún tipo de presencia y asistencia lingüística y cultural en los campos de refugiados saharauis, a lo que se han negado (no quiero aquí exponer sus alegaciones o “excusas”).
Para que el bibliobús empezara a coger forma, la idea tuvo que viajar desde Galicia hasta el País Vasco, de la mano del parlamentario Txomin Aurrekoetsea, destacado defensor de la causa saharaui. La respuesta del Lehendakari Ibarretxe fue instantánea. El resultado, una furgoneta. De su transformación, decoración y puesta a punto se encargó la Asociación de Amigos del Pueblo Saharauis del País Vasco. A Bubi lo pintaron dos artistas y consiguieron, sin duda, dotarle de vida propia.
Merche Caballud y Carmen Carramiñada, Premio Nacional de Fomento a la Lectura ambas por sus grupos de lectura “Leer Juntos”, elaboraron un proyecto lector y las más destacadas editoriales españolas no dudaron en colaborar. Bubisher, el ave que simboliza la buena suerte en el Sahara, estaba preparado para volar.
Desde entonces, el proyecto no ha hecho más que crecer, gracias a iniciativas que se llevan a cabo en diferentes ciudades españolas como la campaña de Zamora “Apadrina un libro para el nido” o “Almuerzo Solidario” organizado por el IES Bajo Aragón.
A Soria llega ahora el Bubisher de mano de Ana y Sergio. Y de su mano irán llegando proyectos similares a los desarrollados en estas ciudades.
Quince días pasaron ellos en Esmara, siendo ésta su primera experiencia como voluntarios. Unas pocas semanas después de su regreso estos valientes aceptan convertirse en los embajadores del Bubisher en Soria y por ende se convierten en embajadores de Soria en esta gran familia.
Y sus funciones no podían esperar. La primera, una charla a modo de presentación en el Circulo Amistad Numancia. La falta de experiencia no amedrenta a esta pareja y es que está sobradamente compensada por las ganas, la ilusión y la fuerza que desprenden. Lógicamente cuentan con el apoyo de los voluntarios y asociaciones de otras ciudades. Y aquí, en Soria, también están sobradamente respaldados por la Asociación Soriana de Amigos del Pueblo Saharaui. Su presidenta Emilia Jiménez estuvo en la charla de Ana y Sergio y en su mirada y sonrisa se adivinaba confianza e ilusión en las cosas que podrán conseguir estos chicos.
Al comenzar la charla los nervios de los interlocutores eran lógicos y evidentes, pero a mi parecer apropiados a las circunstancias, ya que al fin y al cabo esta era, sobre todo, una charla de y para la ilusión. Así que cuando en alguna ocasión Sergio y Ana se interrumpían una no sabía si era producto de los nervios escénicos o de la ilusión por intentar transmitirnos sus sentimientos.
En la charla nos hablaron, sobre todo, de su experiencia personal. También, claro, nos contaron los aspectos más importantes del proyecto en general, pero esos datos pueden leerse en la página www.bubisher.com. Las vivencias personales, las actividades que ellos llevaron a cabo en los colegios, los encuentros con cooperantes de otros países, su particular experiencia con el ritual del te, no. El relato que de su estancia en Esmara hicieron logró transmitir, sin duda, la experiencia e intensidad de los sentimientos. No obstante, Sergio y Ana habían preparado un ilustrativo, divertido y emotivo montaje con las fotos que hicieron en los campamentos: RUMBO A ESMARA. UNIÓN DE IDEAS, UNIÓN DE FUERZAS.
Así, por las mañanas, iban a los colegios y en las clases de español llevaban a cabo las actividades. El eje fundamental de éstas es el fomento a la lectura y la enseñanza aprendizaje de la lengua española. Las actividades que Ana y Sergio llevaban a cabo no eran improvisadas pues requerían una organización previa, sin embargo, contaban con un factor muy importante a su favor: la motivación. La de Ana y Sergio, qué duda cabe, pero sobre todo la de los niños. Ésta fue la que impresionó a Ana: “Les apasiona la lectura. Es muy emocionante verles absortos, escuchándote expectantes. No se cansan de escuchar cuentos. Es una pasión que dudo tengan los niños en España”. De hecho, embobados vimos en las fotos, a los niños para los que Sergio preparó un espectáculo de magia.
Las tardes las dedicaban en parte a planificar las actividades del día siguiente, la otra parte a tomar el té para el que siempre había invitaciones. En realidad cada voluntario prepara su proyecto educativo antes de llegar allí, en España, pero lógicamente éste ha de adaptarse a la realidad del aula y exige que se vaya modificando.
El trabajo en el aula con los niños es la tarea asignada a los voluntarios, pero el proyecto Bubisher cuenta con otras actividades en los campamentos. Una de las más importantes es la de informar a las mujeres, sobre todo, en aspectos relacionados con la salud. Nos contó a este respecto Ana, que tuvo la suerte de poder acudir a una de estas charlas informativas y darse cuenta de lo importantes que son, por las muchas creencias falsas que tienen y los problemas para la salud que pueden acarrear.
Entre las preguntas de los asistentes la referida a la inseguridad por la violenta represión policial marroquí ante cualquier manifestación saharaui. A lo que Sergio respondió que “Miedo, en absoluto. Los saharauis son muy protectores con los voluntarios y nos extrañaba esa protección porque allí se respira tranquilidad”.
La charla del pasado viernes ha dado el pistoletazo de salida para Ana y Sergio y me temo que, como a Bubi, ya no hay quién les pare. En el Sahara hay todavía mucho por hacer. Pronto estará terminada la Biblioteca El Nido que pretende ser un centro de cultura para todo el pueblo saharaui. El espíritu de San Narciso sigue vivo y ocho años después, quiere hacer participes a los adultos. Pero antes hay que habilitar esta biblioteca de adobe y por supuesto llenarla de ilusiones en forma de libros.
Pero el proyecto no podrá estar completado hasta que se cubran también las necesidades de las Wilayas Dayla y Ausserd. Y para esto Budbisher busca gemelos. Así que si les ha impresionado la historia de este bibliobús, han de saber que tienen ahora la posibilidad de seguir escribiendo el cuento.
Para esto, para que el cuento no termine han empezado ya a trabajar Ana y Sergio en Soria. Entre sus primeros proyectos el de traer la exposición “El Beso” a Soria. Se trata de una exposición de fotografías realizadas por Inés Aparicio una voluntaria de Bubisher que ha pasado ya por varias ciudades españolas. También quieren hermanar escuelas de Soria y el Sahara, dando así la oportunidad a nuestros chicos de colaborar directamente con su colegio hermano. Al fin y al cabo así empezó todo. Se trata de una iniciativa de un valor educativo extraordinario así que no encuentro ningún motivo por el que no deba ser un éxito. Los niños refugiados recibirán libros y material escolar. Nuestros hijos adquirirán valores tales como la solidaridad, la cooperación, el consumo responsable, la grandeza de ser feliz con poco y la fuerza que el trabajo en equipo tiene. Valores que se tornan imprescindibles para que en las sociedades occidentales los niños lleguen a convertirse en personas integras y responsables. Y quién sabe, puesto a soñar en el poder de Bubisher, quizás en alguno de estos colegios hay un futuro presidente de España. Y quizás sea él quién, tras haber participado en estos proyectos, al fin lleve al pueblo saharaui el tan merecido mundo mejor.