Apoyo popular de “pueblo”, no del otro. Dice Mariano Rajoy que las manifestaciones de apoyo al juez Garzón son “brutales y antidemocráticas”, ya de paso, con esa incontinencia verbal que caracteriza a casi todos los políticos, pide que dimitan altos cargos socialistas por asistir al acto, y lo hace sin que se le estremezca la barba. De las de Falange, con sus banderas y sus gritos de “Con nuestros caídos no se juega”, no ha dicho nada.
No creo que nadie quiera jugar con los caídos por dios y por España, entre otras razones porque la mayoría de ellos no fueron por ideal alguno, sino porque les tocó en la rifa de las territorialidades y de los reemplazos, y los pobres jóvenes no llegaron a adultos por mor de las siniestras ambiciones de los botazas.
¿Son antidemocráticas estas manifestaciones solamente, o también lo son las que ha organizado el PP con la Iglesia y con el ultraderechista Alcaraz con el único fin de derrocar “democráticamente” al gobierno de Zapatero? Unas culturas han cometido, y comenten, todo tipo de tropelías en nombre de Dios, en cualquiera de sus apelativos, y ahora otras lo hacen en nombre de la todavía joven, y por ende, balbuceante democracia. Pero no caigamos en el “tú más” tan manido por tertulianos de la derechona, que por cierto arremeten contra jueces y policías que investigan la trama Gürtel.
En estos días que los medios están muy entretenidos con las pompas fúnebres de Samaranch, quien de joven llevaba una cruz gamada en la solapa, con toda la familia real presente, digamos unas palabras sobre el juez que ha admitido a trámite la querella contra Garzón, Adolfo Prego, padrino intelectual de Pío Moa, y nos daremos cuenta de lo independiente que es la Justicia en este país, y de lo discretos que son algunos jueces con sus particulares tendencias. Ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, a propuesta del PP, y magistrado del Tribunal Supremo, concedió una entrevista a la Revista de la Hermandad del Valle de los Caídos, número 116, de septiembre de 2007.
En ella se manifiesta en contra del matrimonio homosexual, a favor de la objeción en materia de Educación para la Ciudadanía, en contra de la reforma del Estatut catalán y dice, en referencia a la Ley de Memoria Histórica que “la Historia debe estar en los libros de esa materia, y ahí es donde deben surgir los debates y las discusiones”.
¡A la Historia, asesinados en las cunetas!