Me ha parecido interesante colgar esta entrevista que el soriano de Quintana Redonda, Luis E. Herrero, ha hecho a Martín Patino, director de cine, que deja bien claro lo que opina de las personas que, desde el poder, manejan todos los hilos, censurando e imponiendo su propio control social. La entrevista aparece en el número 91, del 11 al 25 de diciembre, del periódico quincenal DIAGONAL
ENTREVISTA CON EL DIRECTOR BASILIO MARTÍN PATINO
“Todo el que está en el poder es un censor”
LUIS E. HERRERO
“Todo el que está en el poder es un censor”
LUIS E. HERRERO
Referente del ‘nuevo cine español’ en los ‘60, y autor de varios documentales que indagaron en las cloacas de la posguerra y el franquismo, Basilio Martín Patino sigue escribiendo en imágenes, aunque ahora lejos de la gran pantalla.
Cuando en 2007 es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, Basilio Martín Patino (Salamanca, 1930) presenta Palimpsesto salmantino, un montaje audiovisual creado para la ocasión. Según el diccionario de la RAE, palimpsesto es un “manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente”. La obra de Martín Patino, hombre afable y de tranquila voz, tiene la sensación que destilan estas palabras, la de un manuscrito personal que huele a memoria, a blanco y negro, a franquismo y antes. Aunque probablemente esto sea injusto con el resto de su obra...
DIAGONAL: La memoria es un tema recurrente en tus películas: sólo los recuerdos colectivos que son capaces de ser reconstruidos permanecen presentes en la sociedad. ¿Qué está ocurriendo con todo el proceso de las exhumaciones de cadáveres, la Ley de Memoria Histórica...?
BASILIO MARTÍN PATINO: Yo acompañé a Gibson, en aquellos años teníamos un proyecto de guión. Estuvimos en Granada, recuerdo que me llevó al cementerio y estaba obsesionado por encontrar a Lorca. Hasta me acuerdo que estuvimos en una especie de corral que estaba lleno de cadáveres putrefactos, te hablo de los años sesenta. Recuerdo también que me llevó a una tapia donde se veían los impactos de bala.
D.: ¿Qué tal te llevas con el establishment?
B.M.P.: No me llevo de ninguna forma, no los trato, no los soporto. Yo afortunadamente me liberé pronto de ellos. Con Canciones... fue una batalla porque se daba la circunstancia de que la película les gustaba mucho, algunos iban a verla con sus señoras pero al mismo tiempo la prohibían porque esas películas no se podían ver. Fue quizás lo más chocante. Carrero Blanco pidió verla con su mujer... La proyectaban en la Castellana, donde estaba el Ministerio de Información y Turismo, y había una salita donde veían las películas, y todos los viernes iba siempre algún ministro y su señora a ver las películas prohibidas. Según el proyeccionista, que era amigo, se regocijaban, y se reían y estaban encantados pero prohibían que la gente las pudiera ver. Era un caso patológico.
D.: Y de ayer a hoy ¿tus relaciones con las autoridades nunca han podido ser...?
B.M.P.: Normales... Yo nunca he debido ser buen tipo para ellos. Lo noto por ejemplo en televisión, mira que ahora ya ni somos “rojos” ni somos “peligrosos”, es aquella cosa de que “Patino cómo se va poner en televisión”. Hay películas mías que todavía no se han puesto y mira que es difícil porque la tele lo traga todo. Cuando me dieron la medalla de oro de la Academia se vieron obligados a poner una y se empeñaron en poner Canciones para después de una guerra, la película tópico y yo dije que no, que estaba ya muy vista, que si querían poner alguna que pusieran Queridísimos verdugos que estaba inédita. “Pero hombre ¿cómo se va a poner?” Mira, iros a la mierda, si queréis la ponéis y si no me dejáis en paz. A los 8 o 10 días me llamaron y dijeron que lo habían pensado y que la pondrían a ver qué pasaba. Pues hombre, qué va a pasar. Me jode porque todavía cuando vivía Franco pues éramos unos faltones, íbamos a por él y había una lucha de policías y ladrones a ver quien podía más. Había momentos divertidos. Ahora no tiene ya ninguna gracia; que estos mamones que están ahora sigan con esa mentalidad... Pero no me jodas, coño. Ahora no hay unas fuerzas como las que había entonces, que les atenazaban o les llamaban la atención. Ahora no hay nada.
D.: Ahora hay otras fuerzas que son el ruido mediático, otras formas de censura...
D.: Ahora hay otras fuerzas que son el ruido mediático, otras formas de censura...
B.M.P.: Es posible, el ruido mediático... Son censores natos, todo el que está en el poder es un censor.
D.: Dice Godard que “el travelling es una cuestión moral” pero tengo la impresión de que muchos cineastas aparcan su moral para cuestiones puramente estéticas. ¿Dónde está la moralidad?
B.M.P.: Nunca he sabido qué es. Más bien es una palabra que me repele. No porque me las dé de libertino o así, sino que la moral... Tierno Galván, a quien conocí bien, tiene un estudio sobre la moral en el que demuestra que es un sistema de conveniencias. En todo grupo social suele haber un sistema de intereses que es lo que se llama la moral; hay que ir a por el que haga algo que no le conviene al grupo social .
D.: ¿Una forma de control social?
B.M.P.: Sí, cuando hay gente que discrepa hay que cortarles el ala, esto es la moral. Es una actitud moral, casi religiosa, que convierte en inmutables los principios de esa sociedad, ésa es la moral. ¿Quién coño va a creer a estas alturas en la moral? D.: ¿Y qué hay de tu manera de hacer cine?
B.M.P.: Soy muy poco dado a hablar de teoría, soy más de mis prácticas, de las cosas que he hecho y que me gustan. No tengo una línea concreta de actuación, cada cosa me sale como me apetece.
D.: En Espejos en la niebla, hay un momento en que el catedrático dice que Salamanca era una gran letrina...
D.: En Espejos en la niebla, hay un momento en que el catedrático dice que Salamanca era una gran letrina...
B.M.P.: Salamanca en esa época era una letrina, no había sanitarios, la porquería corría por en medio de las calles... lo de letrina se queda corto. De todas formas creo que eso tiene un aire literario y metafórico. Salamanca está rodeada de polémicas como la que Unamuno tuvo con el obispo Cámara, los fachas que ha habido siempre... En la actualidad la metáfora está más disimulada. Salamanca ha evolucionado, hoy día notas que hay algo que tiende a reconciliarte con tu propio país, con tu propia ciudad.
D.: ¿Has estado exiliado de Salamanca alguna vez?
B.M.P.: Exiliado no, pero cuando hicimos las Conversaciones Cinematográficas tuvimos muchos problemas. Ese año era mi último de Letras y me llegó la noticia de que sería conveniente que me marchara de Salamanca, venía de parte del gobernador civil franquista de entonces. Recuerdo que me puse chulo y le dije que qué pasa si no me voy. Y éste me dijo: “Hombre, pues te puede pasar cualquier cosa, aquí la gente es muy bruta y a lo mejor te meten un cargador entero en el estómago”, algo así me dijo, vi que iba en serio y me marché a Madrid.