Esta
gente que nos gobierna se alía con el mismísimo diablo sin con ello sacan
rendimiento. La subasta de la luz y demás desfachateces no lo entienden la
mayoría de los ciudadanos. Lo que entendemos es qué tanto por ciento más vamos
a pagar cada mes del ya desproporcionado recibo de la luz. Ese incremento se
calcula de diversas formas y maneras, desde utilizando la calculadora último
modelo hasta los mismos dedos. Eso es lo que entendemos, los tejemanejes de los
políticos, no.
Pero
como nos hemos vuelto muy mal pensados en este país, muchos tenemos casi la
seguridad de que en estos días previos a las vacaciones de invierno, una vez
más están tomándonos el pelo. En esta ocasión con el recibo de la luz.
Es
muy posible que los de la subasta y los políticos sean la misma cosa, no en
vano cuando los segundos se jubilan, además de tener asegurada una pensión de
infarto de por vida, van a parar de consejeros o de lo que sea que hagan, a las
grandes empresas, cobrando un pastón cada año que ningún obrero cobrará en toda
su vida, sumando todos los salarios de él y de su familia, mientras se dejan
los riñones, los pulmones, los huesos y hasta la vida.
Esta
gentuza, bien calentitos en sus despachos de no hacer nada más que joder al de
abajo, decide que la luz va a subir un tanto por ciento, y calculan ese
porcentaje ahuecándose el cinturón y mirándose los testículos. Los millones de
españoles que ya viven por debajo del umbral de la pobreza tiemblan, primero de
miedo y después de frío. El ministro de turno, rasgándose la camisa, toma unas
cuantas decisiones, los otros, los de la subasta, protestan un poco, pero no
mucho. Forma parte del juego. Dentro de unos días, el ministro de la cosa
convocará, triunfante y compungido a partes iguales, a la prensa, para decir
qué buenos somos, y anunciará que no es el once por ciento lo que va a subir la
luz, sino el ocho, por ejemplo, y se quedarán tan anchos.
¿Pero
de verdad cree esta gente que se puede engañar siempre a todos? Eso es lo más
cabreante, el insulto permanente a la inteligencia del ciudadano. Que ese
engaño, ese insulto, llegue desde los amigos, desde la familia, vale, son los
nuestros, hoy trato de engañarte yo y mañana lo haces tú. Pero de ellos, que
nos están sangrando, que son unos corruptos, que están llevando el país a la
ruina y la indignidad y a las personas a la desesperación, no, de ellos no. No
sé qué buscan, qué quieren en el fondo, pero malviven ya aquí demasiadas
personas que no tienen nada que perder y sí algo que ganar. ¿Es eso lo que
buscan?