Había quedado para tomar café, frente a la iglesia de Santa María del Mar, de Barcelona, con una conocida que trabaja en la Facultad de Historia de la Universidad de Barcelona. Traía en una carpeta fotocopias, muchas fotocopias, sobre “el cerco a Numancia”, el moderno, el que ha saltado a la opinión pública por culpa del proyecto de un polígono industrial.
Todo lo que Carmen me enseñó ya lo había visto yo en la red. Desde mi punto de vista, una exageración, como este párrafo, que Carmen, de origen soriano, me mostró muy preocupada:
“Que dicho proyecto supondrá un grave deterioro del entorno de varios bienes patrimoniales protegidos-los citados Numancia y Cerco Romano de Garray y Margen izquierda del rio Duero; el Casco Antiguo de la Ciudad de Soria, la Iglesia y Claustro de San Juan de Duero, la Muralla medieval, la Iglesia Concatedral de San Pedro, la antigua parroquia de San Millán, etc. y provocará la destrucción del paisaje cultural que todo el conjunto conforma, paisaje cultural que debe ser considerado asimismo como un bien patrimonial protegible”.
La imagen que están dando de Soria y los sorianos, a través de textos como el precedente, está haciendo mella fuera de las fronteras provinciales. En muchos ámbitos nos están viendo ya como unos cafres insensibles, incapaces de mover una pierna para salir a defender Numancia.
Se han perpetrado bastantes disparates urbanísticos en Soria capital. Los alrededores de la concatedral, la calle Caballeros, el edificio del Collado que alberga una farmacia, la plaza de San Clemente, algunos de la propia administración, “la galleta” que está frente al palacio de Alcántara…, en fin, como muestra vale. De un tiempo a esta parte –no mucho, baste pensar en la calle Caballeros- parece ser que se tiene más cuidado en, al menos, mantener lo poco que queda en la capital, sino como conjunto –que ya no existe- al menos edificios notables aislados.
El polígono de la discordia, Soria II, en el caso de que se hiciera, ni deteriora ni destruye nada, ya se lo han dicho a los propietarios de los terrenos desde Europa, que no vulnera la normativa comunitaria. ¿Quiere darse la imagen de que las entradas a las empresas se harán por la Colegiata, y las chimeneas de las industrias sacarán los humos y gases tóxicos junto a la ciudad celtíbero-romana? Nada más lejos de la verdad. Los mapas, a veces y si no están reproducidos a escala, pueden resultar engañosos. A escala también, sobre todo si se utilizan unas muy grandes
Otra cosa distinta es que el polígono haga falta, que no la hace, digo yo, porque está muy avanzado el de Valcorba y ya quisiéramos verlo ocupado al cincuenta por cien, como el de Navalcaballo, y otros que rodean la ciudad.
El empeño en hacer ahí otro polígono industrial puede inscribirse en la tozudez inexplicable que a veces invade al ser humano, a la parte infantil del ser humano, pero nada más.