Ya se ha visto que el hecho de militarizar a los controladores aéreos no ha surtido ningún efecto, vamos que no se han puesto a temblar ni nada, lo que nos indica que, por fortuna, el Ejército no pinta nada en cuestiones civiles. Ya veremos lo del estado de alarma, aunque creo que tampoco ha empezado a temblar el colectivo en cuestión.
Espero que, al menos, todo este zarandeo social sirva para que a los controladores les apliquen la ley antiterrorista, acorde con su actitud de secuestro a trescientos mil ciudadanos, perjuicios económicos a varios sectores de la actividad laboral de este país y chantaje al Estado. Por muchísimo menos la aplican a otros.
Escrito lo anterior desde la perspectiva del sistema que nos invade desde la época de Carolo. Pero esto me lleva a otras reflexiones. Primera, que la crisis ha de llegar, está visto, dado el número de perjudicados sólo en los aeropuertos, más los que se lanzan a las carreteras pese al mal tiempo, y los que viajan en trenes y autocares, que no ha llegado aún.
Y segunda, que cuando de una vez queramos de verdad tumbar a este sistema, nada de grupos quemando contenedores en las Ramblas de Barcelona, ni de okupas por los barrios madrileños, directamente se contrata al colectivo de controladores, como sicarios, ojo, porque a estos eso de la solidaridad obrera no les suena, y previo pago de su importe, caro, muy caro, se cargan el sistema en un mes.
Así que los grupos antisistema tienen que ir pensando en tenerlos en nómina.