martes, febrero 27, 2018

Libertad, de qué?



¿Qué está pasando en este país? Parece como si el artículo 155 ese que han aplicado a Catalunya se haya extendido convertido en un mazo que da e intenta destruir la libertad de expresión, “porque atenta gravemente al interés de España, el Gobierno...”. La Justicia, esa ciega con la romana en la mano, va rapidísima cuando se trata de juzgar según qué hechos. Pero no echemos toda la culpa a la Justicia, ya que en algunos casos actúa a instancias de personas tal vez aburridas, o que no tienen a mano otros temas más corruptos, pero mucho más difíciles de poder acceder al meollo. Por ejemplo, ¿quién no conoce a alguien que debe a la hacienda pública millonadas de dinero y viéndolas venir ha alzado los bienes y andan por ahí a nombre de testaferros, arruinando a socios de paso? ¿Quién no tiene un vecino cobrando el paro, o una pensión, y trabajando a la vez? Podría haber alguien que sospechara que el vecino del quinto es pederasta, o el del cuarto soluciona a sopapos los problemas con su mujer. Eso no vale, todo eso es muy propio de la idiosincrasia del español cañí.

Ahora, si un muchacho jiennense hace un montaje y coloca su cara a un cristo, eso ya es otra cosa. La Hermandad de la Amargura (el nombre le cae tan bien), denuncia a Daniel Serrano, y el joven ¡a pagar! No saben los hermanos que de toda la vida católica, las imágenes se hacen a imagen (valga la redundancia) y semejanza de personas vivas, y hay que decir que la cara de Daniel, transida de dolor, no transmite ninguna falta de respeto.

A continuación secuestran el libro “Fariña”, de Nacho Carretero, sobre el narcotráfico en Galicia, y la juez lo hace a instancias de un exalcalde de O Grove. Claro que a Carretero le han llevado a la gloria con el secuestro. Se está pagando hasta 300 euros en plataformas digitales por él. Cuando vuelva a las librerías, el escritor se va a forrar.

Luego está lo de ARCO, un a modo de autocensura, que es lo que pretenden que hagamos. Yo misma hace meses que no opino en el blog, desde lo de Catalunya. La cerrazón, la soberbia, la altanería, la arrogancia y un largo etcétera, de quienes nos gobiernan, dejan sin palabras. Resulta que el problema de ARCO es resaltar que hay presos políticos, como ha hecho Torrent con toda su razón, por mucho desplante de los jueces, porque hay presos políticos, en 2018, sí, los hay.

Al humorista Reyes fueron unos policías a detenerle cuando estaba caracterizado de Puigdemont para el programa de la Sexta El Intermedio. También a instancias de un vecino que le vio y tal vez pensando que iba a abducirle y obligarle a hablar en catalán, avisó a la policía. O el regidor imputado por ponerse una nariz de payaso y colocarse detrás de un guardia civil. Jo! Lástima que García Berlanga no viva.

El colmo de toda esta vorágine ha sido la condena al rapero mallorquín de Sa Pobla, Valtonyc, de más de tres años, lo cual viene a decir que entrará en prisión. Ha sido denunciado por Jorge Campos, de Actúa Baleares, partido político o lo que sea, formado por militantes arrepentidos del Partido Popular. Recomiendo leer un artículo de Jaume Grau, en blogs.publico.es titulado “Los borbones, una saga llena de viciosos y tarados. Va por ti Valtonyc”, no tiene desperdicio.

En fin, lo que realmente falta en esta sociedad es sentido del humor e ironía, que lo da la educación y la cultura. Cuando digo sentido del humor, no me refiero a esa costumbre tan castiza de contar chistes machistas, guarros, y semejantes, no, me refiero a empezar por reírse sanamente de uno mismo y seguir por los demás, con agudeza y buena disposición para practicar la empatía, algo de lo que también carecen toda esa gente que va por la vida quejándose de todo, denunciando, llamando la atención. Gentes que ni viven ni dejan vivir.

Y a todo esto va Forges y se muere, y nos deja huérfanos de ironía, empatía y sentido del humor, además nos dice que la mayoría de los españoles somos unos mediocres. Y se muere también Josefina Samper, la mujer del soriano Marcelino Camacho, que contaba la dura vida que vivieron siempre sonriendo, hasta con alegría, como si estuviera con otras mujeres haciendo trasnochos. Educación y Cultura, eso falta.