Qui s’enamora no es cansa
si viu amb l’opinió
que després d’una maror
sol venir una bonança.
(Trozo de letra de un ball de bot)
Petra es un pueblo de algo más de dos mil setecientos habitantes, situado en el Pla de Mallorca. De su importante actividad cerealística, pueden verse las siluetas redondas de los molinos de viento. Magnífica es la iglesia de San Pedro, levantada sobre un viejo templo románico, de cuando el gran Conquistador, Jaime I, se hizo con las Baleares. De sus cruces de término, dos son góticas.
si viu amb l’opinió
que després d’una maror
sol venir una bonança.
(Trozo de letra de un ball de bot)
Petra es un pueblo de algo más de dos mil setecientos habitantes, situado en el Pla de Mallorca. De su importante actividad cerealística, pueden verse las siluetas redondas de los molinos de viento. Magnífica es la iglesia de San Pedro, levantada sobre un viejo templo románico, de cuando el gran Conquistador, Jaime I, se hizo con las Baleares. De sus cruces de término, dos son góticas.
Todo ello, y mucho más: la llanura, la sierra de Tramontana y el caserío del que destaca la iglesia, pueden contemplarse desde el lugar más importante para los petrencs, el Puig de Bonany, a 317 metros de altitud. Un santuario corona el Puig, y flanquean el camino pinos, acebuches, romeros, brezos y otras plantas que, tal vez endémicas de Baleares, no reconozco.
En Petra nació Miquel Josep Serra i Ferrer, conocido como el beato fray Junípero Serra (Petra, 1713-Monterrey-California, 1784). Antes de conseguir renombre universal, conoció las primeras letras en el convento franciscano de San Bernardino, de Petra. Muy joven marchó a Palma donde, tras hacerse religioso de la orden de San Francisco, fue doctor en Filosofía y Teología, y ocupó la cátedra de Teología Escotista en la Universidad Luliana de Palma. Se le haría pequeño el mundo al frater, porque llegó a fundar misiones que luego se convertirían en las grandes ciudades norteamericanas como San Francisco, Sacramento, Los Ángeles y San Diego, entre otras.
A este importante personaje, le han dedicado en Petra su casa natal, restaurada, conservando en ella todo lo relacionado con tan ilustre persona, y muy cerca, una casa-museo que desde 1959 fundaron los Amigos de fray Junípero Serra. Además de guardarle fiesta el tercer domingo de septiembre.
En Petra nació también una persona, no por menos universal, menos querido en su entorno. Se llama Miquel Femenías, aunque es más conocido como Miquel Manyo. Va a cumplir 76 años y hoy, 31 de diciembre, hace 47 años que se casó con Catalina Rosselló, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, Margalida y Tomeu.
El nombre de Miquel Manyo está unido, desde hace 55 años, al ball de bot, primero en la Rondalla Es Pla y, cuando ésta desapareció, en el grupo el Puig de Bonany.
El ball de bot, o tradicional, o popular, es propio de Mallorca. En tiempos se improvisaba, tanto en la danza como en el canto, pero en la actualidad está más reglamentado. Se trata de una serie de bailes como los boleros (nada que ver con los que conocemos por tales), jotas, fandangos (también en el resto de España) copeos y mateixes. Todos ellos acompañados por bajo, bandurria, laúd, guitarra, violín, xeremía, tambor, zambomba, fobiol y clarinete.
Los componentes del grupo van ataviados de forma muy llamativa, como puede verse en las fotos: calzones anchos, faja de lana o algodón los hombres, y falda larga y ancha, de tejidos vistosos y coloristas, las mujeres.
De esta forma se visten Miquel Manyo y su nieta Alexandra, para bailar en Petra o en cualquier otro lugar donde la presencia del grupo es requerida. Es costumbre que los padres inicien a las hijas en el ball, y después, los abuelos a las nietas. Miquel bailaba con Margalida primero, y ahora lo hace con la preciosa Alexandra, siempre haciendo chocar las castañuelas y cantando las letras de los balls.
Ver bailar a abuelo y nieta es algo impresionante. Tomeu me consiguió un CD de la Televisión Local de Petra (gracias), donde puede verse a los dos, incansables. Miquel rodeando desde el aire, sin tocarla, a Alexandra, como protegiéndola y guiándola a la vez, mientras la niña, seria y responsable, sigue los consejos intuidos del padrí. Parecen dos brazadas de plumas volando, impresión que se rompe cuando Miquel deja caer los pies, seguros, firmes y jóvenes, sobre el tablado.
Los títulos más representativos de los bailes mallorquines son: Mateixa des Puig de Bonany, Parado de Valldemossa, Sant Antoni, Jota de Sant Joan, Ses vermadors, Copeo de Muntanya, Es cambuix, Mateixa bunyolina, Jota de Petra, Ball de sa neu, Jota marinera, S’Escandalari, Copeo matancer, Jota dels enamorats, Mateixa de primavera, Bolero mallorquí y Jota mallorquina.