martes, diciembre 08, 2009

MAI NO MORIRÀS, GILGAMESH!



Muchas formas pueden utilizarse para contar una epopeya. Desde la pura y dura, basada en la documentación de primera mano –casi siempre inexistente-, hasta la narración familiar, íntima, a veces al calor de la lumbre. La del mítico Gilgamesh, el semidiós que quiso ser enterrado debajo del río Éufrates, el soberano de Uruk, permite esta última modalidad.
No es al amor de la lumbre exactamente, pero sí en la soledad de una habitación de hospital donde, Pere Morey, el autor de esta novela, sitúa el escenario para que un abuelo –Enric Gil Games- vaya contando a su nieto Bernat la historia, el camino, la leyenda, de su homónimo Gilgamesh.
El abuelo, con el corazón muy enfermo, le cuenta la leyenda poco a poco, por prescripción de su médico-hija, Catalina, lo que le permite reservar fuerzas para, antes de dormir, recordar una vida intensa, un camino que en parte se asimila al de Gilgamesh y su amigo Endiku. Él también gozó de la amistad de otro valiente, Lluc. Juntos, durante la guerra y más tarde en el Maquis, buscaban, como el soberano de Uruk, la sabiduría, la eternidad. Comprendieron que ésta se consigue, en cierto modo, con las obras, con los hechos, transmitiéndolos. No en vano, la epopeya de Gilgamesh, todavía, dos mil quinientos años después, se conoce. Su protagonista, como dice Pere Morey, nunca morirá.
Tampoco lo hará el abuelo Enric, al menos en muchos años, como le promete Bernat, quien contará su historia a toda la descendencia que llegue a conocer.
Más interesante, por cercana, es la historia real que el abuelo recuerda cada noche antes de dormir. Su huida de Mallorca, por la segunda boca de las Coves del Drac hasta el gran lago, seguidos por la Guardia Civil. Una huida angustiosa que recuerda el viaje de Gilgamesh en busca de Utana para que le explicara el secreto de la inmortalidad.
O el amor que sentía por su esposa griega Irene, la madre de su hija y abuela de Bernat, muerta muy joven, que recuerda la Siduri de Gilgamesh, personaje que, según me confesó Pere, es su preferido. Sus amantes, Pirea entre ellas, que proporciona una sorpresa casi al final de los recuerdos de Enric, cuando años después, ya jubilado, vuelve para visitar los lugares de aquella etapa difícil y dura de su vida.
De esta hermosa publicación, llevada a cabo por Editorial Moll, con dos ediciones y otra, la primera, corregida y aumentada, ha editado una Guía Didáctica y un cuaderno para la enseñanza, la Consellería d’Educació i Cultura del Govern de les Illes Balears. Es una buena forma para acercar a los niños a las grandes epopeyas y a la Historia, sin que lo sientan como un castigo.
He tenido el placer de conocer al autor y pasear con él, y otros mallorquines, Soria. La ternura y sensibilidad que rezuma MAI NO MORIRÀS, GILGAMESH!, es una fiel reflejo de la personalidad de Pere Morey.

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