miércoles, octubre 12, 2011

¡Qué estafa de sociedad!


Habrá un día en que todos,
al levantar la vista,
veremos una tierra que ponga libertad.
José Antonio Labordeta

Hemos llegado hasta aquí formando parte de una sociedad horrorosa, una sociedad que hemos creado entre todos. Hace unos días vi en la 2 de TVE un programa dedicado a los cantautores, y entre ellos aparecía Labordeta y su “Canto a la libertad”, y pensaba en qué nos hemos dejado hacer, cómo hemos podido llegar hasta aquí, por qué nos hemos dejado estafar de esta manera.
Recodaba aquellos años sesenta y setenta. La gente joven nos dice, y con razón, que permitimos que Franco muriera en la cama, pero utilizando una visión puramente romántica y evocadora, entonces, esos años, nosotros pensábamos que hacíamos algo útil, no sé qué, pero algo, aunque sólo fuera apoyar a esos cantautores tan combativos con la música y la palabra. Parece una tontería, pero creíamos que luchábamos. Algunos murieron en esa lucha, muchos corrían delante de los grises, las fábricas eran un hervidero, se luchaba por los derechos de los trabajadores. Quizá eso ahora parezca poco, pero algo se hacía mientras el dictador daba sus últimos estertores, matando.
La primera estafa fue la transición. Una estafa de tremendas proporciones, porque nos ha traído hasta aquí, y pienso que ya no se puede descender más, que tal vez hayamos tocado fondo y ahora, movilizaciones como las del 15M, puedan conseguir lo que nosotros no hemos podido.
Últimamente hemos podido escuchar a los políticos llamar “ministra marimacho” a una de ellas, un político ha llamado “caradura” a un colega (¡qué valor!), un alcalde le lanza un “mamón” a no sé quién y otro dice sin que se le inmute la ceja que “el 20N murieron grandes personas”, responsables de llevar las riendas de una comunidad o un área de ella espeta un “vagos” a los maestros, otro prócer avisa al mundo de que los andaluces son unos esgarramantas, y así seguiríamos, escribiendo sólo de memoria. ¿Es esto una señal de que hemos tocado fondo?
Sí, creo que lo es. Otra, más clara que la estela de las estrellas fugaces, es que en este país, y en todo el mundo, mandan los bancos. No nos engañemos, ni Europa, ni gobierno central, ni autonomías, ni ayuntamientos, me dejaré alguno, seguro. Véase si no un ejemplo claro y de a pie. Alguien solicita una vivienda social porque no tiene nada material, y sí, en cambio, hijos y trabajo en precario. Rellena formularios, presenta certificados y papeles varios e inútiles, porque todos los españolitos estamos fichados y sólo con teclear el número del DNI es suficiente, pero es necesario dar la sensación de que se trabaja. A la vista de esa extensa documentación, la administración competente concede la vivienda social, pero a continuación viene el tío Paco con la rebaja (no es que tenga mucha gana de hacer bromas, pero o eso o invadimos algo), es decir, el banco o caja correspondiente, y no da el crédito porque el solicitante no tiene con qué responder. Naturalmente que no tiene con qué responder, porque en el caso de que lo tuviera, no deberían darle la vivienda social.
Y podíamos seguir con muestras de que hemos tocado fondo y estamos en un fango pegajoso y asqueroso del que no sé quién nos va a sacar. Radios y televisiones públicas, con nuestro dinero, pretenden hacernos creer que apoyan el deporte español, y lo que llevan sosteniendo durante los años de la transición es un negocio que mueve miles de millones, consiguiendo hacer multimillonarios a una caterva de energúmenos –jugadores y dirigentes-, como es el mundo del fútbol y compañía. En nuestra época, recuerdo con nostalgia, ver fútbol y corridas de toros era algo reprobable.
En fin, dentro de unos días, tendremos una muestra más nutrida de ese fondo, porque dará comienzo la campaña electoral. Otra más. ¿Será verdad lo que cantaba Labordeta, llegará ese día?

6 comentarios:

Manuel de Soria dijo...

El presente artículo, aunque tiene como fondo en qué se ha convertido -hemos convertido-nuestra sociedad, toca variados temas que, por sí solos, darían de sí lo suficiente para hacer nuevos artículos. Independientemente de especuladores sin escrúpulos de toda laya, infames políticos -¡ay Reverte, Don Arturo, qué bien pusiste, tiempo ha, el dedo en la llaga con uno de tus magnificos artículos- y usureros, perdón, banqueros que privatizan los beneficios y luego piden ayuda para socializar las presuntas pérdidas, la sociedad, la gente, el pueblo o como queramos llamarle también tenemos nuestra parte correspondiente de culpa. Somos culpables, también, porque quien pudo colaboró generoso en el juego de especulador en la época de vacas gordas: inversiones de alta y dudosa rentabilidad, e inversiones en "ladrillo" con ofertas y demandas por encima de toda lógica, endeudamientos absurdos estirando el brazo más que la manga, consumismo desaforado, aparentar más que ser, vivir por encima de las posibilidades, en suma, como si todos fuésemos ricos. Más dura ha sido la caída, si.

Manuel de Soria dijo...

Como ampliación de lo anterior, y abundando en lo ya comentado, lleva toda la razón la autora cuando dice que mandan los bancos. Pues claro. Es de sobras conocido, sin necesidad de ser experto en macroeconomía ni en tejemanejes finacieros, que contribuyeron sobremanera en inflar la burbuja con préstamos inverosímiles de muchos miles de euros, préstamos que no han podido ser devueltos en infinidad de casos cuando se produjo la explosión. ¿Entonces? Pues lo dicho, que vengan los gobiernos a insuflar ingentes cantidades de millones (privatizamos los beneficios y socializamos las pérdidas) para que no se hunda el sistema. ¿Que se va al garete una entidad? Pues nada: sus directivos se van bien blidados con millones de euros y aquí no pasa nada. Bueno, sí pasa, que entonces, esos gobiernos que dicen ser nuestros representantes echan mano de lo más fácil: del modesto funcionario, del pensionista, del que tiene nómina, de la sanidad, de la educación... y se dicen progresistas, encima. Y aún puede ser peor, con los neoliberales a la vuelta de la esquina, con ansias por privatizar todo lo privatizable (lo que dé beneficios, que ya nos encargaremos de socializar las pérdidas y los agujeros). ¿Y la economía sumergida? ¿Y el fraude fiscal? ¿Y los paraísos ídem?
Por cierto, en lo de fraude fiscal la picaresca española no tiene límites, ¿con IVA o sin IVA? ¿Les suena? Lo dicho, no somos tan inocentes.
¿Realmente hay fuerza moral para descalificar a los indignados? Pues, a la larga o no tanto, cuidado que ya hemos muchas barbas pelar.

Anónimo dijo...

Se decía por aquí algo de las viviendas sociales. Resulta lamentable recordar que en tiempos de aquel dictador de triste nombre y peor recuerdo se hicieron miles y miles de viviendas en todo el país; viviendas que solucionaron el problema de miles y miles de españoles. ¿Ahora? Marica el último y sálvese quien pueda, con perdón.

Anónimo dijo...

¿Llegará ese día? Yo creo que mientras haya tanta gente idiotizada con la tele basura (cotilleo, fútbol y más fútbol, "belenesesteban" y bazofia varia), difícil lo veo. A la incultura general hay que sumar la incultura política.
Paquillo Pajero

martahernanzan dijo...

Lo he escrito en el otro comentario. me queria referir a lo de las viviendas sociales, que nos denegaron una porque no teniamos nada y alli vive gente que dicen estar separados y es mentira, con tiendas y todo, o sea ricos y no pobres como nosotros.

Anónimo dijo...

marta... no está descaminada porque este país es el reino de la granujería y la picaresca y hay mucho truhán que recibe ayudas a base de engaño. No, si de estafadores estamos bien servidos.