Foto: Julián G. de la Mata
Redención
Blanco Arribas, Reden, falleció hace unos días. Había fundado una asociación
que lleva su nombre, en mayúsculas, REDENCIÓN, para dar cobijo a los animales
que sus desaprensivos amos abandonan. Se conoce que encontró más gratitud en
ellos que en algunas personas, y no le faltaba razón. Hacía por ellos todo lo
necesario, buscaba donde hubiera. Recuerdo que hace unos quince años
encontramos, abandonados en el monte de las Ánimas, una camada de perrillos mastines. Se los
llevamos y vio el cielo abierto, pues al regalarlos, los receptores seguro que
iban a ser generosos y proporcionarían comida para sus otros pobres animales
sin pedigrí.
Se
la veía subir desde la finca de San Polo –en los últimos años ya no- caminando
con cierta dificultad, siempre sonriente y amable.
Redención
era, en sí misma, un personaje. No necesitaba aditamentos, dejó la ONG
REDENCIÓN, que presidía, en funcionamiento, pero hay que decir que el pintor
Ulises Blanco era su único hermano. Y era hija de Manuel Blanco Sampedro,
fotógrafo, hombre de quien, a decir de sus conocidos, le adornaban grandes
virtudes humanas, austero, y cenetista, uno de los fundadores de la CNT en
Soria, cuyo órgano de difusión TRABAJO, dirigió durante un tiempo. Y, curiosamente,
a decir de los encargados de informar a la Falange, un hombre de “conducta
moral, pública y privada intachable”. Pese a eso, fue asesinado la noche del 16
al 17 de agosto de 1936, contra las tapias del cementerio de Soria, junto a
Anastasio Vitoria (alcalde de Ágreda), y al doctor Gaya Tovar, entre otros. Tenía cuarenta años.
Nunca
hizo su hija bandera de este hecho tristísimo e injusto, criminal. Si guardó
rencor, no lo dijo. Pero lo que sí sabemos, porque participó en una jornada
sobre la Memoria Histórica, y porque en alguna ocasión habló del tema, es que
su vida y la de su familia, fue dura, muy dura. Al hecho del asesinato del
padre, hay que añadir que se le hizo expediente de responsabilidades políticas,
le fueron embargados todos sus bienes, entre ellos, el material fotográfico.
Ignoramos si también en el caso de la familia Blanco, como en la de Apolinar
Garijo, de Almazán, las imágenes que tomaron a lo largo de años, fueron
expoliadas y tomadas como propias.
Ella
sabía quiénes la habían dejado huérfana, a veces les vería pasar cerca. Una
vida dura que Redención Blanco supo llevar con dignidad, convertir el odio en
amor hacia unos seres indefensos que dependían de ella y de algunas personas,
pocas, que le ayudaban en la tarea.
Parte
de sus cenizas serán depositadas en el lugar donde su padre y otros
infortunados compañeros perdieron la vida, se la arrebataron. Permanecen, como
cientos de sorianos, sin exhumar, sin lápida, sin saber el lugar exacto donde
poder dejar unas margaritas.
Reden
se ha ido, pero si es cierto eso de que somos aquello que hacemos, ella se
habrá marchado satisfecha de haber entregado su vida a los demás, en su caso, a
animalillos desprotegidos.
4 comentarios:
Una biografía cargada de dignidad y un ejemplo a seguir, sin duda, aunque no la he conocido personalmente. Descanse en paz.
Su nombre- Redención- y el de su hermano -Ulises- explican las esperanzas y deseos de sus padres.
Conocí y traté a los dos hermanos -más a Ulises- y ambos, pese a que el fascismo criminal les truncó la vida desde la infancia, cumplieron dignamente con esas aspiraciones.
Yo la conoci desde siempre.Cuando yo era pequeña mis tios, que tenian gran amistad con su familia me llevaban a veces a su casa y al estudio de fotograia, Eran muy buena gente. Cuando me enteré hace unos dias de su falta lo lamenté sinceramente y quiero dejar constancia de mi recuerdo y mi deseo de que descanse en paz
Yo tuve la suerte de convivir unos años con ella y he de decir que era una de esas personas que merece la pena haber conocido
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