Con
motivo de mi última visita a Jaén, mi lugar de nacimiento, siempre
anhelado, un muy querido amigo, Juan Carlos Roldán (además de
familia en no sé qué grado, pero seguro que tenemos una tatarabuela
común, por nuestra condición de descendientes de otiñeros), me
regaló dos libros de los que me gustan y con temas sobre los que
trabajo en Soria, la represión franquista. Comíamos exquisiteces en
el restaurante Dama Juana, con Eva, su mujer, y Juan Carlos hijo, una
semana antes de que obtuviera la Estrella Michelín, cuando me fijé
en el nombre de la autora de Mujeres Republicanas en Jaén: Carmen
Rueda Parras. Le hice unas cuantas preguntas a Juan Carlos y sí, era
ella, Carmina, la hija de Pepe y Conchita, a quien nosotras
llamábamos tíos. La última vez que nos vimos fue en Tona
(Barcelona), en casa de su tía Loli, cuando Carmina empezaba su
relación con quien más tarde sería su marido. De eso hace más de
cincuenta años. Otra vez la infancia, otra vez los recuerdos...
Carmen
Rueda Parras es maestra, historiadora, investigadora y miembro del
Seminario Mujer, Ciencia y Sociedad de la Universidad de Jaén. Son
varios sus libros publicados. Concretamente Mujeres republicanas en
Jaén, está editado por Madara Editoras, este año de 2019, con el
apoyo de la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica
y por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
El Monasterio de Santa Clara en la actualidad
La
publicación se divide en tres partes más una de anexos. En los
expedientes de las mujeres represaliadas en Jaén aparecen por orden
alfabético. Tienen en común, además de la ideología, que la
mayoría son viudas, de lo que se deduce que los compañeros o bien
habían muerto en el frente, o ya habían sido fusilados. También la
mayoría son analfabetas y con oficios humildes: las más jóvenes
sirvientas, de otras afirman en los expedientes su oficio de
prostitutas, sus labores (su sexo), vendedoras de verduras,
lavanderas, capacheras y algunas panaderas. Las edades de estas
mujeres oscilan entre los 17 y los 80 años, esta última falleció
en la cárcel de Santa Clara, donde se mantenían presas a casi
todas, aunque algunas también fueron recluidas en el convento de
Santa Úrsula.
¿Por
qué fueron represaliadas estas mujeres? Pertenecer a la UGT o alguna
otra actividad u organización relacionada con los años ilusionantes
de la II República. Pero en otros casos los cargos eran insultos a
la autoridad, gritar porque le matan al marido, por la delación de
unos vecinos que escucharon al pasar por una ventana los lamentos de
una madre por tener a sus tres hijos condenados a muerte... Las
autoridades militares, una vez acabada la guerra, actuaban igual en
toda España. En Soria llegaron a acusar a una mujer de haber
envenenado al gobernador militar, quien falleció en el hospital a
causa de una septicemia por herida de brazo en un accidente. El caso
es que algunas de estas mujeres de Jaén fueron ejecutadas o morían
en la cárcel. Especialmente sangrante fue la ejecución de Dolores
García Negrete, esposa del médico y presidente de la Diputación de
Jaén, Federico Castillo Extremera, madre de 14 hijos, viuda, en este
caso por haber fallecido el doctor Castillo a causa de un cáncer.
Fue asesinada, como tantos otros, en el cementerio de San Eufrasio, a
los 53 años.
En las tapias del viejo cementerio de San Eufrasio se asesinaron a muchas jiennenses
Frente
a los datos estadísticos, Carmen Rueda, en Anexos, da el toque más
humano a toda esta historia -historias- de sangre y dolor. Son
retazos de entrevistas a mujeres represaliadas, o el sobrecogedor
relato de la muerte de Milagros Montañés Martos, “La Perejila”,
o las fotos de quienes han sobrevivido y, muy especialmente, la carta
que el padre de Isabel Burgos le dirige a su hija, cuando está
esperando que le asesinen.
Por
mucho que se escriba sobre el tema de la Guerra Civil, nunca será
demasiado. Es necesario conocer con todo detalle lo que se ocultó,
lo que se falseó, no sólo durante tres años, si no durante todo el
franquismo.
Gracias
Carmina.
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