domingo, septiembre 19, 2010

La expulsión de los gitanos

Los pogromos soviéticos han pasado a la Historia como eso, precisamente, como un linchamiento de una etnia concreta, los judíos. Menos de un siglo después, en la civilizada y refinada Europa, se persiguió a los judíos, a los gitanos, y a grupos sociales sin mucha relevancia para la exquisita y ya por entonces decadente Europa. Y ese hecho terrible ha pasado a la Historia como lo que fue y que todos sabemos, o deberíamos saber.

Ahora se ha inventado el término “políticamente correcto”, por lo tanto a según qué hechos, o qué guerras, no se atreven a enunciar lo que subyace, aquello que ha sido la causa de ese hecho o esa guerra. Son otros tiempos y conviene maquillar la eczema, como venía a decir Camus.

El presidente de la República Francesa (¿alguien recuerda el nombre del primer ministro? Creo que Fillon, Fillol, o algo así), va a repatriar (expulsar antes de lo políticamente correcto) a gitanos búlgaros y rumanos, y dicen las encuestas, que el 65% de los franceses está de acuerdo con la decisión.

No sé si somos capaces de darnos cuenta de lo grave de esta decisión, de lo que puede desencadenar. Porque lo que subyace en ella es, ni más ni menos, que la corriente xenófoba y racista que hace ya años recorre Europa. Mejor sería decir que nunca ha dejado de estar presente en ella, si acaso, un continente espantado por lo sucedido durante 1942-1946, contuvo un poco la respiración y fue capaz de conmoverse. Después, los judíos se hicieron fuertes, crearon un Estado con el apoyo de sus correligionarios de EE.UU, y pasaron de ser víctimas a verdugos. Poco más podían hacer rodeados de enemigos.

Pero los gitanos no se han hecho fuertes todavía, no tienen un Estado, es más, son pobres, tremendamente pobres en su mayoría, y son nómadas, y tienen unas costumbres que no gustan a los refinados europeos de pisos de más cien metros, con sofases mullidos, tres televisiones, y con vistas, unas vistas que podrían dar, justamente, frente a las chabolas de los gitanos, y eso queda muy feo, no hace juego con los estores.

Los pobres molestan siempre, también esos que se cubren con cartones en las entradas de los metros, o en las cabinas bancarias, por eso, los muchachos fascistas los queman. Y es que Europa, y España especialmente, empezó la casa por el tejado, y sigue en él, sin preocuparse de los cimientos. Interesa mucho más inaugurar tramos de autovías, AVES, y demás obras faraónicas, que solucionar el problema terrible del hambre y la pobreza.

Así que los gitanos –y los pobres- se ven obligados a robar cobre, por ejemplo, que casualmente compran los payos. Otro tanto sucede con la droga que se vende en barrios infames por gitanos, pero que compran los payos y, a niveles de alturas manejan, naturalmente, los payos.

Todo esto que está sucediendo puede tener consecuencias terribles. La representante europea para estos temas dice ¡Basta ya!, y en lugar de apoyarla, cada Estado miembro pone el grito en el cielo y, haciendo lo políticamente correcto, o los que les interesa a cada cual, hacen causa común con Sarkozy.

Y me pregunta Leonor, mi hija, ¿para qué sirve Europa entonces si no puede moderar este asunto tan grave? Pues para moderar los temas económicos que son los que interesan, y no precisamente para solucionar los asuntos sociales desde la raíz. Y de paso, para debilitar a la Unión que juega a ser EE.UU.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si los gitanos rumanos son expulsados de Francia, y dado que Soria está despoblada, podrían instalarse en nuestra provincia, darles un terrenito para que lo trabajasen y un rebaño de ovejas para que lo pastoreasen, digo yo.

Anónimo dijo...

oye pues no sé si lo dirás en broma,pero no me parece mala idea.

Anónimo dijo...

Que se te ha colado un mensaje de vibradores

Anónimo dijo...

Los gitanos rumanos serán expulsados de Francia por ser gitanos y por ser rumanos. En españa no creo que se pueda dar esta situación porque los gitanos son tan españoles como nosotros. Lo difícil que resulta aceptar a las minorías, ya sean étnicas,culturales o religiosas, como si la mayoría fuera más importante y no solamente borregos.