Es un placer, mientras escucho a María Callas cantando “Casta Diva” –tú sólo escuchas a Callas, me dice mi amigo Jaime del Huerto-, escribir, precisamente y de nuevo, sobre el Taller de Pintura de Jaime del Huerto. En estos tiempos en los que andan, algunos, angustiados por la crisis; otros, entre los que me incluyo, preocupados por los movimientos de los islamistas; y la mayoría pendientes de unas elecciones cuya campaña previa será tan risible como todas, fijar la atención en las actividades de Jaime y sus alumnos es como dejarlos reposar en una isla de Arte e interés a partes iguales.
En el conjunto de las actividades de Soria, tan previsibles, tan repetitivas, encontrar un grupo de más de cien personas, mujeres en su mayoría, repartidas por distintos pueblos, que dedican parte de su tiempo al Taller, resulta de una frescura artística y de un interés cultural digno de encomio.
Porque el Taller de Jaime del Huerto es mucho más que la reunión en un salón, delante del caballete, con la paleta de colores en la mano, de un número de alumnos dispuestos a copiar tal o cual pintura de un pintor de renombre, o ampliar una foto tomada a determinado paisaje.
Los alumnos de este Taller, con Jaime a la cabeza, están siempre atentos a las distintas exposiciones que tanto en España, como en otros países, tienen lugar. Y allí que acuden, en viajes más o menos organizados, para empaparse de ese Arte del que luego ello pretenderán ser alumnos aventajados.
El último y reciente ha sido a Cataluña, museo de Dalí en Figueras incluido. Previamente habían sido invitados por el Reial Cercle Artístic –Institut Barcelonés d’Art-, y en su nombre por el vicepresidente del mismo, Antonio Ayan, quien en una visita previa a Soria, concretamente a Villasayas, se había interesado por el trabajo del Taller. Allí compartieron estudios y modelo con miembros del círculo, fueron obsequiados con un lunch, y se espera en Soria, para este verano, la visita de representantes de este exclusivo e histórico Círculo, que tiene su sede en el Palacio Pignatelli, en pleno Barrio Gótico de la Ciudad Condal.
Varias veces al año, los componentes del Taller de Jaime del Huerto se reúnen para cambiar impresiones y llevar a cabo actividades culturales y artísticas que van más allá del hecho de la utilización de óleos y pinceles. Recordemos la exposición llevada a cabo en el Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta, de la que dimos cuenta. O la publicación de la Revista “Trazos”.
Durante esta primavera, a punto ya de comenzar, tendrá lugar un encuentro de alumnos –muchos de ellos ya artistas de pleno derecho- en el lugar de Sarnago, del que avisaremos oportunamente. Una concentración homenaje a un pueblo tan luchador como este de la Sierra de la Alcarama, que ha pasado de verse en la absoluta despoblación, a contar con muchas casas restauradas, trece vecinos censados, el agua por fin fluyendo de sus grifos, y referente cultural, cada año, de la comarca de Tierras Altas.
Si actividades hay que merezcan la atención y el reconocimiento, las del Taller de Jaime del Huerto se llevan la palma. A lo largo de los doce últimos años, el largo y frío invierno soriano se ve animado por estas, en su mayoría mujeres, que alrededor de las estufas de leña, o al calor de la calefacción, se reúnen bajo la dirección de Jaime del Huerto, nieve o truene, para pintar, sí, pero también para organizar actividades culturales, la mayoría relacionadas con el Arte, y para animar estos pueblos de la provincia que, sin el Taller, no cabe duda que serían mucho más pobres y mucho más tristes.
Y una nota más, sería interesante editar las recetas de repostería y bollería soriana que cada tarde se consumen en los distintos pueblos donde tienen lugar los talleres. En la pausa de la clase, tengo entendido que las mujeres compiten alegremente por haber elaborado los mejores rosquillos, las más dulces madalenas, la más jugosa de las tartas, y la más compacta de la torta, que toman acompañándose de café, tal vez de puchero, en el que son maestras las señoras de Villasayas, suponga que las otras también, pero me ha cabido el placer de tomar el de ellas.
4 comentarios:
Es gratificante leer artículos como éste que nos hablan de iniciativas artísticas de gentes de nuestros pueblos. No todo está muerto, todavía. Y prueba de ello, también, el férreo afán de los sarnagueses porque su pueblo resurja de sus cenizas.
Ah, por cierto, también soy de quienes comprueban día a día que el peligro islamista no es para tomárselo a broma. La última, y no es cuestión baladí, es la pretensión de los muslimes de Lérida de que se se prohiba la presencia de perros, incluídos los lazarillos de los ciegos, en los autobuses, so pretexto que son animales impuros que para ellos resultan ofensivos. Ya verás como con la aquiescencia de los progres, por aquello de la multiculturalidad, se salen con la suya. Al tiempo.
Creo que, al hilo del comentario anterior, a estas alturas tendría que quedar claro que progres no es sinónimo, ni mucho menos, de izquierda.No confundamos.
Supongo que el Taller de Jaime del Huerto, será también una forma de negocio, o de ganarse la vida.
Hola Isabel ,no se me da bien escribir pero si que te doy las gracias por todo el empeño que pones para estar siempre al lado de las mujeres rurales ,te haces eco de este grupito que con Jaime ponemos tanto empeño en seguir pintando ,aprendemos de varias formas no solo de las explicaciones del profe sino de los viajes que organizamos y sobretodo de la convivencia y el conocimiento de nosotras mismas, creamos lazos de amistad entre otros pueblos que tiene las mismas aficiones esto nos da fuerza e ilusión para seguir adelante,.Cuidate mucho y nos veremos en Sarnago
Gracias por tu amistad y hasta pronto
Edelia
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