Hace ya muchos años que se comenzó a hablar y escribir sobre la despoblación. Yo misma, para el extinto Soria Semanal, y durante los años 89 y 90, recorrí la provincia buscando las causas de esa sangría, trabajo que diez años después vio la luz, por segunda vez, aumentado y corregido, en un libro. Ya hemos hablado de ello demasiado, aunque quizá no se haya hecho excesivo hincapié en el papel jugado por los propios sorianos, y tampoco voy a hacerlo ahora.
Lo más sangrante de todo esto es que, cada vez que el censo aparece, tenemos menos sorianos en él y no sólo por la propia inercia poblacional, sino por la huida (literalmente) de nuestros jóvenes. Por otro lado, durante los largos meses de invierno, la población de la provincia, envejecida, reside en la capital, creando la ficción de una ciudad bullente y la realidad de una provincia fantasma, casi tanto como aquel poblado de Esplugues de Llobregat, donde se rodaban películas del oeste antes de ser engullido por la autopista.
Todo esto está ya mil veces dicho, y también que a los políticos nacionales y regionales Soria les importa menos que nada, por aquello de los votos, aunque a los locales les importe algo más, por lo mismo. A veces recibimos correos electrónicos en los que se piden acciones revolucionarias, nada menos que eso, en la tierra del conservadurismo.
Una acción sensata sería construir en Soria capital y puntos claves de la provincia (no me refiero a las cabeceras de comarca) viviendas sociales para los jóvenes. Por ejemplo, en zonas menos pobladas de Pinares, Berlanga de Duero, extremos de la provincia como Langa de Duero, San Pedro Manrique, Santa María de Huerta. Pueblos atractivos pero casi deshabitados, como la ribera del río Ucero, Fuentepinilla, Andaluz. En fin, crear como un a modo de cinturón poblacional, aunque la industria, grande o pequeña, se instalara en Soria capital.
Porque está muy bien lo de las residencias de ancianos, incluso es fundamental, pero el futuro no está ahí. Esos centros a los que me adhiero por cuestión de edad (que ya vamos acercándonos) son lugares donde entran personas mayores y son sustituidas por otras mayores también y no precisamente porque les trasladen el puesto de trabajo.
El futuro sólo y exclusivamente está en la juventud. Pisos de venta o alquiler, sobre todo alquiler, a precio simbólico, y cuando digo simbólico, me refiero a cien euros al mes, por ejemplo. Sólo por eso ya se instalarían. Y en eso han de implicarse, sobre todo, Junta y Diputación.
Lo más sangrante de todo esto es que, cada vez que el censo aparece, tenemos menos sorianos en él y no sólo por la propia inercia poblacional, sino por la huida (literalmente) de nuestros jóvenes. Por otro lado, durante los largos meses de invierno, la población de la provincia, envejecida, reside en la capital, creando la ficción de una ciudad bullente y la realidad de una provincia fantasma, casi tanto como aquel poblado de Esplugues de Llobregat, donde se rodaban películas del oeste antes de ser engullido por la autopista.
Todo esto está ya mil veces dicho, y también que a los políticos nacionales y regionales Soria les importa menos que nada, por aquello de los votos, aunque a los locales les importe algo más, por lo mismo. A veces recibimos correos electrónicos en los que se piden acciones revolucionarias, nada menos que eso, en la tierra del conservadurismo.
Una acción sensata sería construir en Soria capital y puntos claves de la provincia (no me refiero a las cabeceras de comarca) viviendas sociales para los jóvenes. Por ejemplo, en zonas menos pobladas de Pinares, Berlanga de Duero, extremos de la provincia como Langa de Duero, San Pedro Manrique, Santa María de Huerta. Pueblos atractivos pero casi deshabitados, como la ribera del río Ucero, Fuentepinilla, Andaluz. En fin, crear como un a modo de cinturón poblacional, aunque la industria, grande o pequeña, se instalara en Soria capital.
Porque está muy bien lo de las residencias de ancianos, incluso es fundamental, pero el futuro no está ahí. Esos centros a los que me adhiero por cuestión de edad (que ya vamos acercándonos) son lugares donde entran personas mayores y son sustituidas por otras mayores también y no precisamente porque les trasladen el puesto de trabajo.
El futuro sólo y exclusivamente está en la juventud. Pisos de venta o alquiler, sobre todo alquiler, a precio simbólico, y cuando digo simbólico, me refiero a cien euros al mes, por ejemplo. Sólo por eso ya se instalarían. Y en eso han de implicarse, sobre todo, Junta y Diputación.
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