Tal vez el entusiasmo que algunas personas muestran por el ferrocarril (entre las que me encuentro), sea algo trasnochado y romántico. Una vez escuché decir que el tren es impropio de países adelantados y todavía me río. Los enclaves más desarrollados de España tienen una red ferroviaria de envidia y estoy convencida de que si existiera en toda la península, y dejaran de circular vehículos pesados por las mismas carreteras que los ligeros, las muertes se reducirían de manera drástica.
La historia del tren y Soria es tan lamentable como la del tren y Teruel, Zamora, o cualquier otra ciudad de las mismas características. Además de lamentable es reiterativa y tal vez de tan repetida pueda ocasionar el efecto contrario al que se pretende, como sucede con determinado periodista que está logrando que amemos profundamente a Montilla.
Por otro lado existe un profundo culto al vehículo privado con total desprecio por lo razonable y solidario que supone el utilizar el transporte público, por lo que, quizá, de existir una red de trenes medianamente aceptable en Soria, podría ser que fuera poco utilizada.
Pero, al margen de especulaciones, el caso es que a noventa kilómetros de Soria, concretamente en Calatayud, existe un núcleo ferroviario muy importante por donde en la actualidad discurre el AVE, con una estación modernizada y por lo tanto muy cómoda.
Hace ya algún año que venimos escuchando el tema de la lanzadera. Me parece recordar que en algún momento de estas conversaciones, proyectos o negociaciones, se habló del 2006 como año en el que estaría lista para prestar servicio. Sinceramente he de decir que no sé qué administración está interesada en el tema, ni si es una o son todas.
La última vez que viajé a Tarragona en tren, mientras en el andén de Calatayud esperaba la llegada, encontré dos personas más de Soria. La pareja había ido en su propio vehículo dejándolo aparcado hasta la vuelta, y a mí me había llevado mi hija.
Creo (con todos los respetos a los políticos que son los que deben ocuparse en pensar soluciones) que mientras llega la lanzadera tal vez sería suficiente un microbús, un monovolumen o algún vehículo parecido. Porque se da la casualidad que a Calatayud no se puede ir con ningún transporte público, no existe. Podría plantearse como prueba, resultaría asequible para la administración que sea, y posteriormente y si fuera necesario, invertir en la lanzadera. Podría ser que ni tan siquiera hiciera falta esa infraestructura y el servicio estaría perfectamente cumplido con un vehículo de cuatro ruedas.
La historia del tren y Soria es tan lamentable como la del tren y Teruel, Zamora, o cualquier otra ciudad de las mismas características. Además de lamentable es reiterativa y tal vez de tan repetida pueda ocasionar el efecto contrario al que se pretende, como sucede con determinado periodista que está logrando que amemos profundamente a Montilla.
Por otro lado existe un profundo culto al vehículo privado con total desprecio por lo razonable y solidario que supone el utilizar el transporte público, por lo que, quizá, de existir una red de trenes medianamente aceptable en Soria, podría ser que fuera poco utilizada.
Pero, al margen de especulaciones, el caso es que a noventa kilómetros de Soria, concretamente en Calatayud, existe un núcleo ferroviario muy importante por donde en la actualidad discurre el AVE, con una estación modernizada y por lo tanto muy cómoda.
Hace ya algún año que venimos escuchando el tema de la lanzadera. Me parece recordar que en algún momento de estas conversaciones, proyectos o negociaciones, se habló del 2006 como año en el que estaría lista para prestar servicio. Sinceramente he de decir que no sé qué administración está interesada en el tema, ni si es una o son todas.
La última vez que viajé a Tarragona en tren, mientras en el andén de Calatayud esperaba la llegada, encontré dos personas más de Soria. La pareja había ido en su propio vehículo dejándolo aparcado hasta la vuelta, y a mí me había llevado mi hija.
Creo (con todos los respetos a los políticos que son los que deben ocuparse en pensar soluciones) que mientras llega la lanzadera tal vez sería suficiente un microbús, un monovolumen o algún vehículo parecido. Porque se da la casualidad que a Calatayud no se puede ir con ningún transporte público, no existe. Podría plantearse como prueba, resultaría asequible para la administración que sea, y posteriormente y si fuera necesario, invertir en la lanzadera. Podría ser que ni tan siquiera hiciera falta esa infraestructura y el servicio estaría perfectamente cumplido con un vehículo de cuatro ruedas.
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